Y, sobre todo, en surfistas a lo largo de todo el globo, hace que la cima competitiva de nuestro deporte sea un olimpo cada vez más abierto y basado en leves matices y un poco de suerte.
De esta forma hemos visto cómo Barron Mamiya, un wildcard en Pipe, se ha pasado parte de la primera etapa como líder y, a día de hoy, podría colarse perfectamente en las finales de Trestles (¿os imagináis el careto del personal si un ‘wildcard’ llegase a ganar el título?), mientras que Conner Coffin o Morgan Cibilic, que habían disputado las finales el pasado año, las pasan canutas desde la primera manga de un QS Challenger Series. Incluso Jordy perdió en su primera ronda de Ballito en lo que, teóricamente, debería ser haber sido un evento en el que el sudafricano brillase y destacase especialmente por jugar en casa.
Atrás quedan los tiempos de Kelly, en los que existía Kelly y luego, a una distancia considerable, el resto.
Atrás quedan también los tiempos en que Fanning, Irons, Parko…. Rompieron el Tour, generando una pequeña élite que se imponía y mandaba sistemáticamente, mientras que el resto se conformaba con llegar a Ronda 3.
Eran tiempos en que los ‘pequeños’ parecían mirar desde abajo a los ‘grandes’, a quienes se enfrentaban con absoluta inseguridad, como si se diese por hecho su previsible derrota.
Actualmente no sucede así, y aunque el Top de los Tops siga siendo un territorio un poco más hermético, los ‘pequeños’ se crecen ante los ‘grandes’ y muestran una garra que convierte cada manga y cada ronda en una quiniela incierta y homogénea.
Y es que hoy en día, en general, todo es más abierto. Las Redes Sociales revelan los secretos de los rivales haciendo que todo el mundo permanezca alerta en lo relativo a repertorio aéreo, rutinas de entrenamiento, quivers…. A eso se suman las piscinas, las dietas, la psicología deportiva…
Todos estos factores han favorecido una globalización que ya no entiende de naciones -¡ni de nombres!- en la que un completo desconocido puede poner contra las cuerdas al número 1.
Sed sinceros, ¿no os ha ocurrido que, tras sentaros a ver las rondas finales en un ‘QS Prime’, la mayoría de los nombres os sonaban a chino? Es más, parece que para estar al tanto de los surfistas que ‘lo petan’ al margen del CT hay que ser incluso un poco ‘freak’ dado que hoy cualquiera puede dar el campanazo. Así, vemos cómo un evento tras otro cambian los favoritos y el estado de gracia de éstos en una fluctuación de ‘flow’ constante.
¿Lo malo de todo esto? …Que muchos de nuestros nombres favoritos del Tour, quizás veteranos acostumbrados a un formato y un tipo de olas menos acrobáticas, las van a pasar realmente canutas para volver a clasificarse en caso de no superar el corte (¡suerte Conner!).
¿Lo bueno? …Que se va a abrir ante nosotros un interminable catálogo de surfistas que deleitan en cualquier tipo de condición (saludos Matheus, Rio, Sheldon…).
En definitiva, hoy por hoy no basta con ser una gran promesa o haber logrado un sólido estatus en tu país. La cúspide de la WSL es un territorio hostil al que sólo se llega tras superar una lucha encarnizada con depredadores que harían temblar a un T-Rex.