Sus ídolos: Potz, Shane Herring, Nicky Wood y Johnny Boy Gomes, con los que por supuesto él jura que se fue de fiesta en Lacanau y donde asegura vivió un apasionada noche con la ganadora del concurso de top-less.
Se trata de un tipo que habita en el muro, gurú e historiador, y afirma ser uno de los primeros locales de dicho spot pese a no haber sido visto surfeando en los últimos 15 años. Hablamos del ‘local noventero de paseo playero’.
Solemos divisar al ‘local noventero de paseo playero’ vagando en soledad a lo largo del muro, tal vez rememorando años mejores en los que un dique o un fondo mágico hacían vibrar a toda la comunidad surfera de la que él era líder.
En ocasiones, se detiene a hablar con algún despistado al que le cuenta, una vez tras otra, las mismas hazañas: aquel maretón épico, las primeras tablas compradas a un australiano, esos viajes a Francia repletos de orilleras y sifonazos en soledad, el primer campeonato local…
¡Y es que el local noventero surfeaba en enero con chaquetilla! ¡Era un salvaje! Un incomprendido a quien señalaban por la calle con el dedo… Un genio adelantado a su tiempo que no figura en la enciclopedia únicamente porque rehusó el apoyo de varios sponsors… Vamos, un rebelde sin causa.
¿No te lo crees? ¡Basta con observar su atuendo! Tan característico como la piel de guepardo, generalmente compuesta, en este caso, por prendas de marcas extintas (Kongo Bongo, Headworx, Kuta Lines, Kana Beach, Gotcha…) con foto de surf en la espalda, unos pantalones con bolsillos a los lados, a veces incluso de cuadros y chaquetón de pana con borreguillo. En los pies, zapatillas destartaladas y en verano unas chanclas Cool con más solera que .
Sus ídolos: Potz, Shane Herring, Nicky Wood y Johnny Boy Gomes, con los que por supuesto él jura que se fue de fiesta en Lacanau y donde asegura vivió un apasionada noche con la ganadora del concurso de top-less. A nivel nacional su referencias Juan Gárate y Pablo Postigo, porque Jorge Imbert siempre le pareció demasiado comercial.
Nadie le ve surfeando, sin embargo sus greñas continúan quemadas por el sol, al igual que su cara, surcada por los años y la sal. Sus historias son tu propia historia, la del deporte y el spot que tanto amas, así que ríndele pleitesía, créete lo que dice, transmite su sabiduría, idolátrale y no te atrevas ni a mirar las olas que él rema. Bueno, eso en caso de que algún día se decida a entrar al agua.