Pues bien, gracias a este minucioso y visionario TOP 5, aún estás a tiempo de enmendar tus futuros errores.
5. ¡OJALÁ ME HUBIERA ECHAO CREMA SOLAR!
Claro, en su día te daba cosa entrar al agua entafarrao como en crema, con la cara como un Picasso y te ponías como excusa que se te metía en los ojos o que entrabas con tanta ansiedad al agua que siempre te olvidabas.
Pues bien, ahora tu cara está como un zapato y ya no hay vuelta atrás. ¡Ni una palangana de bótox puede ayudarte! Aunque, bueno, siempre podrás presumir de ese inexplicable encanto marinero que atrae leyendas y amores en cada puerto.
4. ¡OJALÁ HUBIERA ESTIRAO MÁS!
Y es que da la chapa llegar a casa después de currar o estudiar, tras un baño que ha terminado por dejarte K.O y ponerte a estirar, ¿verdad? Hala, pues ahora tu cadera es una bisagra oxidada y tus hombros parecen poleas a punto de soltarse cada vez que un par de series te pillan fuera de lugar.
¡Mira que el cuerpo te estaba avisando! …Y tú ahí, erre que erre, directo al sofá con una birra o un relajante muscular.
3. ¡OJALÁ HUBIERA VIAJAO!
Siempre posponiendo ese viaje porque estabas pelao de pasta o a causa del nubarrón omnipresente que supone una excesiva carga laboral.
Ahora… Sigues igual de pobre e incluso más ocupao. Que si los críos, que si la hipoteca, que si la suegra… Mientras ese ansiado destino sigue ahí esperándote, colándose cada noche en tus sueños para hacerte la misma pregunta: ¿a qué coño esperas?
2. ¡OJALÁ ME HUBIERA DEJAO ASESORAR!
Años y años obcecado con un tipo de tabla que no acababa de irte bien y hacía de muchos de tus baños una auténtica tortura. Y tú, más terco que una mula porque era lo que llevaban los pros, venga pifiar olas una tras otra. Que si pocos litros, que si un canto demasiado fino… Hasta que al fin cedes y le concedes una oportunidad al lado oscuro de los twins, los cantos redonditos, el aumento de pulgadas o, simplemente, un shape alternativo que te atraía y a la vez te generaba rechazo.
Ahora eres más feliz porque remas más y coges más olas. Ni eres ni serás pro, pero al menos entras al agua a disfrutar en lugar de pelear.
¡Ay, de haberlo sabido antes!
1. ¡OJALÁ HUBIESE ENTRAO!
Cuántas veces llegaste apurado a la playa, con prisas, medio cansado, vago, desmotivado… Y te volviste a casa seco pese a haber olitas.
Cuántas veces estabas tirando en casa, con tiempo, ocioso y el mar estaba plato o había un temporal del carajo o incluso un confinamiento a causa de una pandemia mundial.
¿Ves? Más vale pájaro en mano, ya que hasta el más insólito disparate acabará por traer consigo la misma moraleja: no hay peor baño que el que no te das porque ese día y esa sesión jamás te serán devueltos.
*Podéis agradecernos estos consejos de oro –ahora que estáis a tiempo- enviando a nuestra oficina una caja de bombones o un billete a Bali (en turista, que tampoco nos queremos pasar). Puesto que otra cosa que dicen los mayores… Es de bien nacido ser agradecido 😉