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Arrasando spots

El mundo cambia muy aprisa y con él, la forma en la que nos comunicamos, los códigos de comportamiento, las modas… Esto afecta a todos los ámbitos de nuestra vida, incluso a los spots que surfeamos.
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El mundo cambia muy deprisa y con él, la forma en la que nos comunicamos, los códigos de comportamiento, las modas… Esto afecta a todos los ámbitos de nuestra vida, incluso a los spots que surfeamos. Y es algo que tiene que ver directamente con el tipo de contenido que se genera y la manera en que es demandado y consumido.

Hace unas semanas, cuando tres ‘swells’ antológicos bombardearon la península no cesaban de circular por la red vídeos correspondientes a un día concreto, en un spot determinado, sujeto a unas determinadas condiciones y circunstancias, casi a modo de noticiario en directo.

Factores como este, que acaban siendo la tónica dominante en la creación audiovisual actual, favorecen que ciertos spots se conviertan en el ‘hype’ del momento, mientras que otros –más afortunados- pasan a un segundo plano e incluso son relegados al olvido.

Naturalmente, el hecho de desentrañar de forma tan explícita los entresijos de un spot acarrea unas consecuencias directas como el exceso de gente (a veces en condiciones que no son para todos), un aumento de las reticencias hacia ciertos comportamientos y formas de comunicar o, en última instancia, el resurgir de pequeñas comunidades locales que pretenden salvaguardar la tranquilidad de ciertos sitios donde un mar de cámaras y de ‘clicks’ ya no son bienvenidos.

Está claro que siempre ha habido reportajes y vídeos en los que ciertos spots icónicos cobraban más preponderancia. De hecho, nosotros mismos formamos parte de una generación que creció flipando con todas esas revistas plagadas de reportajes increíbles. Sin embargo, su naturaleza era diferente al punto que estamos debatiendo ya que dichas historias eran, más bien, evocadoras y atemporales en lugar de poseer ese matiz de información de última hora y a tiempo casi real. De hecho, el cometido de esas historias no era convertirte en un experto de algo en un abrir y cerrar de ojos o revelarte en 5 minutos algo que a otro le ha llevado media vida. Su fin era transmitirnos la esencia de un lugar o la magia que impulsaba a alguien a ir hasta allí con todo el devenir de acontecimientos que derivaba de esa voluntad.

Por tanto, no estamos cuestionando que sea bueno o malo generar contenido de surf en cualquier lugar. De hecho, ¡nosotros vivimos de que ese contenido exista y sea visto! Sin embargo, sí advertimos un peligro (en cuanto a las costumbres y la creatividad) en esta nueva pauta que antepone el ‘click’ al resto de cosas maravillosas que antaño nos incitaron a entrar al agua. 

Naturalmente, unos spots son más ‘trending topic’ que otros. Si a ello le añades un título llamativo, explícito y resultón… La receta del éxito está servida. Y es precisamente en base a ella, que muchos comienzan a seleccionar sus baños en función de los ‘clicks’ y no de las olas con el fin de mantener o conseguir sponsors a costa de engrosar su audiencia a pesar del descontento de quienes comparten pico. 

Llegamos así al otro gran factor de la ecuación: toda esa otra gente que comparte pico pero que no está ahí para recibir ‘views’ sino para tratar de coger alguna ola antes o después de entrar a currar. Es en este punto donde se genera la confrontación a la hora de ‘vender y arrasar’ un spot o participar de él de forma orgánica y con cierto sentido común. Es decir, de manera más comedida.

¿Qué significa ser comedido? Bueno, esto es algo muy subjetivo. No obstante, tras darle algunas vueltas y hablar con mucha gente, algo comedido no es tener que dejar la cámara en casa por miedo a que te la roben o te la destrocen. Pero tampoco es llegar a un spot y abordarlo como un plató de televisión. Ser comedido es tener en mente a toda esa gente que está ahí contigo, en el agua, y pensar que lo que hoy es ‘trending’ mañana puede estar olvidado. En cuyo caso, una vez excluidos de la ecuación los ‘clicks’, ¿podrías volver a ese spot y ser recibido cordialmente? La sensatez te conducirá al ‘sí’.

Hoy en día cualquier surfista local entenderá que alguien vaya con cámara y seguramente no haya problema si ese contenido nace del respeto, de la cercanía, de un intento por no desvelar algo de forma explícita y, sobre todo, de si no se va a emitir en el telediario de la noche.

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