Este encierro al que estamos sometidos es, probablemente para muchos, el mayor intervalo de tiempo que ha estado apartado del surf en su vida.
Este hecho no sólo debería hacernos recapacitar acerca de la situación socioeconómica que nos toca atravesar sino, y de manera más productiva, acerca de todo el tiempo que antes teníamos para invertir en el surf y que quizás no estaba siendo bien aprovechado del todo.
Esto significa que, tras haber estado mes y medio fuera del agua, bien podríamos sacrificar ciertos instantes de nuestro baño con el fin de optimizarlo. Después de todo, no van a ningún lado pese a que en nuestra anterior rutina nos pareciesen todo un mundo.
1. CALIENTA ANTES DE ENTRAR.
Muchos no lo tienen como rutina porque entran al agua con prisas o el ansia les puede. Pero, ¿qué suponen 7 o 10 minutos de calentamiento previo? ¿Te va a ir la vida en restar eso de tu baño? Por el contrario, muy probablemente te ayude a prevenir lesiones (esas sí que restan) o incluso favorecer un mejor comportamiento de tu cuerpo durante la sesión (flexibilidad, adaptación al frío desde el principio…).
2. PRUEBA DIFERENTES TABLAS.
La mayoría tendremos que volver al agua usando nuestras tablas más gordas y permisivas hasta que, poco a poco, vayamos recuperando la forma y, en consecuencia, volver a nuestros juguetitos más finos.
Si nos diésemos cuenta de que cambiar esporádicamente nuestro shortboard por un twin o un single u otro tipo de shapes alternativos a nuestra tabla de diario, comprobaríamos cuánto partido seríamos capaces de sacar de esa otra experiencia en cuanto a lectura de ola, economía de movimientos, cambio de pesos e incluso flow a la hora de sacar velocidad.
Abrir un poco la mente y optar por este tipo de cosas no implica ‘perder un baño’ sino adquirir otro tipo de experiencia.
3. COME BIEN.
Muchos están intentando comer especialmente bien durante el encierro con el fin de no subir kilos dada la falta de ejercicio.
¿Por qué no adquirir también esta sana costumbre cuando puedas entrar diariamente al agua? Tal vez en ese caso los michelines no te preocupen tanto. Pero sí deberían hacerlo tus músculos, los cuales están sometidos a una mayor actividad y, por tanto, agradecerán una buena alimentación que les ayude a prevenir rotura de fibras, contracturas, agotamiento…
¡Ah! Y por supuesto una buena hidratación (a base de agua, no de birra).
4. VISUALIZA BIEN EL PICO.
Retomando el tema del ansia por entrar cuanto antes… Es de lo más aconsejable perder unos cuantos minutos mirando bien el mar, no sólo para enviar fotos al grupo de Whatsapp, sino para analizar realmente con qué equipo has de entrar y optimizar así tu sesión. Y no nos referimos sólo a la tabla (resulta obvio), sino también a las quillas, el invento (ya que puedes tener desde muy fino hasta uno muy grueso o largo) o incluso para cambiar una parafina que ya ni agarra.
Tal vez sea preferible que emplees unos minutos cambiando las quillas o limpiando dicha ‘parafa’ a echar a perder una sesión (o dejar de sacarle todo el jugo) a causa de unas prisas que no conducen a nada, ¿no crees?
Al fin y al cabo, ¿qué suponen 10 minutos en comparación a mes y medio?
5. NO REMES LA PRIMERA MIERDA QUE TE VENGA.
Optimiza tu energía. Optimiza tu tiempo sobre la tabla. Adáptate al ritmo de cada sesión.
No remes la primera ola que te venga porque estés como loco por coger. Tómatelo con calma, analiza la calidad y busca aquellas que te brinden una mínima opción de recorrido, ya sea para coserla a giros o por el mero placer de recorrerla.
No hagas esto sólo cuando corras el riesgo de comerte 20 patos al remontar. Hazlo siempre, aunque esté pequeño.
Surfea con criterio pues… Si durante este mes y medio vas a coger 0 olas al día, ¿no serán bien recibidas luego 10 o 15?
Más vale esa cifra que otra superior que sólo conduzca a la frustración y el agotamiento improductivo.