Detrás de Waves for Heart está Marcos Suárez, un chaval de 25 años con una cardiopatía congénita, estudiante de magisterio, surfista, amante de la vida, la libertad y las cosas bien hechas.
Pero también están mis colegas, mi familia y toda la gente que me apoya y me quiere. Son el punto fuerte de Waves for Heart, y hago por que lo sepan todos los días. Son con quienes disfruto de este proyecto.
Y, por supuesto, Santa Marina Surf Camp, su director y colega Guillermo Alonso, y el Ayuntamiento de Ribadesella, los principales colaboradores del proyecto y nuestro mayor apoyo para sacar esto adelante.
Después de probar todos los deportes habidos y por haber, y de volver locos a mis padres y a mis cardiólogos, di por casualidad con el surf.
De pequeño no podía parar, ¡tenía un petardo en el culo!. Por culpa de la cardiopatía, deporte que probaba, deporte que los cardiólogos me quitaban por ser demasiado exigentes para mi enfermedad. Probé deportes que ni si quiera me gustaban, aunque algunos como el golf y el tenis se me daban hasta bien.
A los 12 años apareció por mi clase un tío cargando 4 tablas. Nos puso unos videos pegándose tubazos en bañata y toda la clase flipamos, queríamos eso y dejarnos de hostias.
Ese tío era Guillermo, el que fue mi profesor, después jefe y más tarde colega y colaborador de Waves for Heart. Hoy en día sigue siendo los tres a la vez, nunca se deja de aprender de alguien así.
El caso es que al día siguiente estaba surfeando, pero ni estaba en bañador, ni estaba dentro de tubazos. Más bien estaba metido en agua gélida, marrón como el chocolate debido a las riadas de Diciembre y unas olas de mierda.
Y, aun así, la sensación de estar en el mar, rodeado de naturaleza y dependiendo solamente de ti fue algo que me enganchó hasta día de hoy.
Hoy sigo sintiendo la misma sensación, y creo que eso es lo que engancha del surfing. Irte al agua como si fuera la primera vez que vas a coger una ola.
Waves for Heart es una asociación sin ánimo de lucro que ayuda a niños y adolescentes a superar sus enfermedades -y en especial las cardiopatías- de una manera diferente, divertida y muy salada.
Utilizamos el surf como una herramienta terapéutica que creemos que puede aportar un montón de beneficios.
Realizamos actividades en colegios y hospitales, talleres, campus, charlas de concienciación, campamentos de surf adaptado… para que todo el mundo pueda tener la misma sensación que yo tuve en su día: el mar sana.
Siempre lo digo, el mar es sanador y todos los médicos del mundo deberían recetar, al menos, una sesión de surfing en la vida.
Yo vivo con una cardiopatía desde que nací y el surf solo me ha aportado beneficios, tanto para superar mi enfermedad a nivel psicológico, como para encontrarme genial físicamente. Y esa positividad es la que quiero transmitir al máximo número de personas posible.
Te lo podría resumir con una sola palabra: FELICIDAD.
Felicidad para todos esos niños y sus familias que han pasado momentos difíciles en los ingresos hospitalarios, en las consultas, en las operaciones, y en toda esa mierda que conozco de primera mano.
Felicidad a través del surfing, para que puedan olvidarse de su enfermedad igual que lo hago yo hago cada vez que me meto en el mar.
Ayudar es lo más bonito que alguien puede hacer por otra persona, y en Waves for Heart estamos en ello.
Cualquiera con solecito, medio metro glass y dos o tres amigos (no más) que son todos unas ratas salta olas 😉
Tengo una furgo que no tiene ni radio, y me gusta bastante ir pensando en mis movidas. Además, en esta pregunta siempre se espera una respuesta bastante mainstream de un grupo que nadie conoce no? Jajajaj
Me quedo con Bossanova- de Estopa
Cualquier día que no tenga que pisar el hospital ya es un día perfecto.
Odio el invierno, los días frios y lluviosos y cuando anochece a las cinco de la tarde.
Simple, un día de verano viendo la puesta de sol rodeado de buena gente y unas cervezas, después de una buena sesión de surfing es suficiente para tener el día perfecto ¿no?