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Vivir para las olas: Dani Pablos

Hablar de Dani Pablos es hablar de olas grandes. Miembro de Wolfpack Surf Team y director de una escuela de surf que él mismo fundó en Laredo, lleva cogiendo olas desde 1988 y es uno de los pioneros de una disciplina que ha ido cobrando fuerza en la costa del Cantábrico en los últimos años.
DaniPablos

Fotografía de José Pellón.

 

¿Cómo fueron tus inicios en el surf?

Yo vivía en Laredo y no tenía ningún familiar ligado al mundo del surf. Pero todos los días, cuando iba de camino del colegio, pasaba por una tienda de surf en la que había una tabla preciosa. Me costó bastante convencer a mis padres de que me la compraran, ya que lo conocido por aquí en aquellos momentos era el windsurf y la vela, pero al final lo conseguí. Poco a poco, fui informándome e interesándome más por este deporte, y más tarde supe también que mi primo ya había estado surfeando. Así, comencé a coger olas en la playa de La Salvé, donde me hice amigo de otros surfistas a través de varios conocidos. Recuerdo muy bien aquellos primeros años, yendo a Oriñón y a Berria en moto.

 

¿Cuáles son tus spots favoritos?

Surfeo con frecuencia en Asturias y Galicia, son sitios que me gustan bastante. Aquí en Cantabria, mencionaría El Brusco y la isla de Santa Marina sin dudarlo.

 

Cada vez hay más escuelas de surf en Cantabria y en todo el norte de España, y ahora el surf se ha convertido incluso en deporte olímpico. ¿Qué opinas de esta evolución?

Hace años me compré una casa en Somo, y he podido vivir el boom del surf en primera persona. Pienso que este crecimiento no ha estado necesariamente relacionado con una mejora del nivel de surf que vemos hoy en día en Cantabria, que sigue siendo muy modesto. Hubo surfers muy buenos en otros momentos, como Pablo Solar, Dani García o Pablo Gutiérrez, pero después han ido quedando huecos que aún no se han llenado.

 

Lo positivo, por otro lado, es que los niños están ahora más preocupados por mejorar su surf que nunca, ya sea por ser más competitivos o por la fama que ha adquirido el deporte. Gracias al trabajo de las escuelas y de los monitores, está habiendo un gran desarrollo del surf de base, y en la actualidad hay chavales que surfean muy bien y que incluso tienen proyección regional, nacional e internacional. Por eso estoy seguro de que los efectos de todo esto se verán en el agua en menos de 20 años.

 

¿Es lo mismo el surf de olas grandes que el surf “de playa”?

No, son cosas algo distintas. En mi caso, llegar a coger olas grandes ha sido algo progresivo: cuando era joven estaba obsesionado con todas las maniobras en el agua, con tubos y aéreos. Pero después de conseguir dominar este aspecto del surf y todas las cuestiones de carácter técnico, sentí que necesitaba nuevos retos. En estos años he ganado nivel y, sobre todo, seguridad en mí mismo, por lo que me he ido encontrando más y más cómodo con este tipo de olas.

 

Para mí, una diferencia fundamental es el tamaño de la comunidad de surfistas de olas grandes, ya que es mucho más pequeña. Aunque cogemos olas de calidad mundial, a menudo estamos solo 3 o 4 en el agua. Varios de nosotros somos buenos amigos y estamos muy compenetrados, algo que es esencial cuando te encuentras con olas así. Hay más peligro que con menos mar, claro, pero las experiencias son como las de antaño en la playa, cuando los medios no le prestaban tanta atención al surf y no había apps que te dijeran en cada momento cual es el estado de las mareas, el viento, etc. Aún podemos disfrutar de una buena ola nosotros solos un par de días, antes de que se corra la voz.

 

¿Qué preparación requiere el surf de olas grandes?

 Sobre todo, buena forma física y un buen ritmo de surf. Lo principal para mí es encontrarme bien físicamente y buscar entrenamientos que me hagan disfrutar. A veces es correr para mejorar mi cardio, otros años nadar, algunos buceo para mejorar mi apnea… En ocasiones, el trabajo es más muscular, pero, en todo caso, mantengo una cierta variedad de ejercicios y lo combino siempre con otros deportes que me aporten una sensación de mejora general. Es esencial entrar al agua sintiéndote en forma, seguro de tus habilidades y con la cabeza tranquila.

 

¿Has tenido alguna mala experiencia?

He tenido unas cuantas, son cosas que suceden cuando coges olas grandes. Me he fisurado las costillas contra las rocas, me he torcido un tobillo, he sufrido desgarros musculares y roturas de ligamentos… Me ha pasado de todo. Y a nivel psicológico, he vivido algún momento muy duro que me ha hecho replantearme cosas.

 

Recuerdo que, en una ocasión, llegué a estar 17 segundos bajo el agua y, nada más salir, otra ola me cogió y me tuvo dando vueltas 24 segundos más. Se me pasó la vida por delante de los ojos en unos instantes que me parecieron eternos. En un caso así, solo queda pensar en cosas que te ayuden a no agobiarte más, pero no es fácil. Salí del agua muy alterado, con las piernas como dormidas. Algunas otras veces, he tenido pequeños sustos al verme muy cerca del acantilado, pero siempre me pudieron remolcar con la moto y acabé en la costa sin problemas. Ese episodio, por el contrario, fue realmente complicado para mí.

 

Volviendo a la popularización del surf como deporte, ¿cómo ha influido la organización de La Vaca Gigante en el crecimiento del surf de olas grandes?

La Vaca ha conseguido que mucha gente en este país se dé cuenta de que hay más olas de lo que pensaban y de que las olas gigantes no son algo de fuera, sino que aquí también las tenemos, y sin necesidad de que haya marejadas demasiado grandes. A la vez, ha contribuido a que más gente quiera participar en competiciones de este tipo, debido a la repercusión mediática que ha tenido.

 

Sin embargo, no tengo la impresión de que vaya hoy en día más gente a la Vaca por el hecho de que exista el campeonato. Sí que puede que haya algunos surfers más que hace unos pocos años, pero pienso que se debe posiblemente a una cuestión de motivación. Se trata de un spot que ha vivido un claro crecimiento generacional, y podemos encontrarnos a gente muy joven que ha llegado a él ya curtida tras años practicando en lugares como Santa Marina.

 

¿La Vaca y Santa Marina son spots muy distintos?

La diferencia entre Santa Marina y la Vaca es que la segunda da olas más grandes sin marejadas demasiado fuertes. Sin embargo, Santa Marina tiene la ventaja de ser surfeable incluso con marejadas más grandes. El límite de La Vaca es de unos 3 o 3,5 metros de mar, lo cual puede generar olas de hasta 8 metros, mientras que en la isla hemos llegado a meternos con hasta 6 metros de marejada y siempre es posible surfear. La Vaca tiene un efecto embudo que hace que las olas lleguen a triplicar su tamaño, pero, a partir de cierto punto, no es posible ya entrar al agua.

 

Ya para terminar: ¿Tienes algún referente en la escena cantábrica?

Mis referentes son, por lo general, las personas con las que me muevo habitualmente: Pana, Jacobo, Soto, Popis, Bleras… Pero si tengo que escoger un nombre, sería mi amigo Axi Muniain, con el que he compartido las mejores olas de mi vida. Sé que si nos juntamos con Axi, va a ser un día glorioso; nunca falla.

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Txema Sainz-Maza

Txema Sainz-Maza

Crecí en la playa y tengo fobia a pasar demasiado tiempo lejos del mar. El agua del Cantábrico me encanta hasta en invierno

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