Hace apenas unos días llegaban a nosotros unas increíbles imágenes aéreas de Mundaka grabadas con un drone durante el ‘swell’ del pasado fin de semana, el primero realmente sólido de la temporada.
Lo primero que nos pareció increíble es la calidad de la ola, su recorrido y su tubo, que si bien estamos ‘hartos’ de verlo, no nos cansamos de su belleza ni de la perfección que es capaz de proporcionar de forma milagrosa la propia naturaleza.
En un primer momento, eso nos llevó a pensar: «¡cuánto daría por poder disfrutar de esa ola y tener una visión desde dentro de ese tubazo!». Suponemos que, al igual que nosotros, este será el pensamiento de la inmensa mayoría de los surfistas.
Sin embargo, inmediatamente después, nos asaltó otra sensación. Una especie de rechazo ante la propia ola como fruto de la ingente cantidad de gente que se veía en el agua, la otra cosa realmente increíble y a tener en cuenta en dichas imágenes.
Si bien es cierto que a todos nos encantaría poder disfrutar de un buen baño en la que, sin lugar a dudas, es una de las mejores olas del mundo, ¿qué ha sido de nuestra sensatez cuando llegamos y, tras ver más de 120 personas en el pico, nos cambiamos corriendo y vamos de cabeza al agua? Es decir, cuál es el número razonable de personas en un pico ante el cual el sentido común de un surfista se impone y nos hace renunciar al baño e ir a buscar otro ‘spot’ menos concurrido y más tranquilo. Después de todo, cuando entramos a surfear, ¿nuestro objetivo no es poder coger al menos un puñado de olas?
Naturalmente, ante esta situación habrá una gran disparidad de circunstancias.
Estará aquel que habrá hecho un buen puñado de kilómetros con el fin de poder surfear la ola. Estarán quienes hayan pedido el día e incluso aquellos cuyo sueño sea entrar en dicho ‘spot’, algo totalmente entendible dada su calidad. Todo ello es más que lícitio e incluso supone una dosis extra de motivación para la mayoría, algo que sin duda nos impulsa a seguir surfeando tras tantos años.
Sin embargo, y aún sin ser expertos en matemáticas, ¿no deberíamos echar cuentas antes de entrar a ciegas? Veámoslo bajo esta perspectiva: si hay unos ciento y pico tíos en el agua y las series, que tardan unos 15-20 minutos en entrar, son de apenas 6 ó 7 olas. Algo a lo que se suma el corto intervalo de marea con la que ciertos ‘spots’ bombean… Lo cierto es que las posibilidades de pillar una ola son muy escasas. Y ya eso de pillar una de las buenas… Pácticamente tan remotas como que toque el Eurimillón (son mayores que no entrando o no jugando el boleto, eso está claro).
Pues bien, teniendo en cuenta todo esto, ¿por qué seguimos entrandocomo zombies a un ‘spot’ claramente saturado y en el que mayoría no podremos hacer otra cosa que quedarnos mirando las olas de otros con la baba colgando?
Un baño realista en tales circunstancias, por muy buena que sea una ola, acaba estando marcado por secciones cerronas, take offs fuera de lugar, saltadas y líneas ‘chafadas’ por gran parte de quienes remontan… Es decir, ¿qué nosimpulsa verdaderamente a entrar como ‘posesos’ cuando lo más seguro esque acabemos pifiando la sesión?
Unos dirán que la esperanza, uno de los ingredientes mágicos del surf. Otros dirán que el tesón de ir acumulando ‘horas de vuelo’. Habrá quienes ni se hayan parado a pensar en todo esto y otros que habrán superado el tedio causado por los gentíos a fuerza de resignarse y transigir.
Y sea cual el caso de cada uno, todos -absolutamente todos-, volveremos a darnos cita en Mundaka en el próximo ‘swell’ porque la imagen desde dentro de un tubo prevalece sobre mil miradas desde fuera.
8 comentarios
Pues aquí uno que si va a Mundaka alguna vez estando así de masificado, teniendo la forma física y la pericia suficiente para entrar y coger alguna ola sin sufrir ni hacer sufrir percance a nadie, me quedaré a verla desde tierra tomando una cerveza y luego aprovecharé para irme a otra playa más anónima a disfrutar del Mar sin tener que pedir el ticket pasa coger una ola.
Cerveza fria y olas saladas para tod@s
Hace mucho tiempo que el uso de drones está prohibido en la ensenada de Mundaka, perteneciente a la Reserva de la Unesco de Urdaibai, ya que esos artilugios molestan e interfieren a la fauna única de la zona.
Alguien se llevará un susto en forma de cuantiosa muta por usarlos.
Si es que drones, patinetes, teléfonos móviles, redes sociales, … lo han vendido como el non plus ultra del progreso, y lo único que han conseguido es hacer a la gente más imbécil.
Como si el ser humano necesitase ser más imbécil de lo que ya es.
El surf ha muerto, al menos en nuestra costa de Bizkaia.
Con 120 personas en el agua más de uno se fue sin coger nada, la mayoría estaban flotando y si a eso le añades el día perfecto de sol, olas perfectas, dia festivo, el puto video de Oxbow del gran día mítico de 2006, pues nadie quiso perderse ese día para decir que estuvieron allí. Ah y un tío en el pico con un Paddel que se tiraba a todo, me pareció un auténtico circo, me entraba la risa de ver la escena. Opte por salir sin coger nada pero al menos salí ileso. Otro día será
Pues yo lo celebro! Veo a los vascos tan subiditos con lo de su «país» y creerse mejores que el resto de los españoles que no me dan ninguna pena. Y lo dice un gallego que será por cultura e idioma propios y buenas olas que tenemos.
… y la razón que motiva al 90%… poder contar que entraron en Mundaka….
Ahora no hay que contarlo, hay que ponerlo en tus redes sociales. La única salida que tiene el surfing es que deje de estar de moda.
A mi me da tanta pereza que ni entro, pa’coger una como mucho no me merece la pena.