Gallo ha conseguido lo que nadie en este país, colocar a un surfista nacional en lo más alto del mundo. Ahora es ciego, y aunque la paradoja es evidente, sigue siendo entrenador de surf y entrando al agua regularmente; esa imposibilidad de ver la suple con una fortaleza mental como no hemos visto en ningún ser humano y con la ayuda de amigos que se merecen todo nuestro reconocimiento.