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Resaca en el rancho de Kelly

Aún con la resaca del contest de Leemore (poquita, la verdad), son varias las reflexiones que se nos vienen a la cabeza.
Piscina de olas
Piscina de olas

El motivo de ese aparente tedio reside en que ‘la ola’ convierte el surf en algo predecible, automático, mecánico…

Para empezar, el campeonato ha pasado como una locomotora a toda velocidad: visto y, para muchos, no visto. Y es que ni los medios han hecho eco del contest como una prueba CT se merece, ni los propios fans han seguido la acción con la intensidad con que solemos devorar los días que está ‘On’.

¿Por qué? Pues porque el ‘Rancho’ de Kelly nos ha enseñado una curiosa lección: el hecho de que una ola (indudablemente perfecta) sea divertida a la hora de surfear, no implica que sea divertida a la hora de retransmitir un campeonato.

El motivo de ese aparente tedio reside en que ‘la ola’ convierte el surf en algo predecible, automático, mecánico… restándole gracia a los tubos y haciendo que las líneas se vuelvan robóticas y repetitivas. A eso hay que sumarle que el surf que hemos visto no ha sido precisamente progresivo (a excepción de unos pocos –muy pocos-). De hecho, el performance desplegado en Leemore se podría resumir en una sucesión interminable de snaps con tubos a la altura de la columna 20 y la columna 37.

Pero no hay que echar toda la culpa a los competidores, acusándoles de conservadores, por una sencilla razón. En una manga normal si se te pone una sección para volar y necesitas un 8, vuelas. Básicamente no sabes que va a ocurrir luego y tampoco tienes límite de olas, así que te adaptas y exprimes las condiciones lo mejor que puedes.

En Leemore en cambio, dado que sólo tienes dos intentos (idénticos), tratas de seguir a toda costa en la ola porque sabes que a 15 metros se te pone un tubo, luego otros dos reentrys, para cerrando con tubo y asegurar.
En definitiva, la perfección mecánica aniquila la creatividad y la emoción de lo impredecible.

Tal vez éste sí sea el futuro como método de entrenamiento de los maquinillas con presupuesto o el capricho de alguno con ganas de gastarse la paga extra. Incluso no sería mala idea celebrar ahí la despedida de soltero, pero lo que tenemos claro es que ‘El Rancho’ jamás va a conquistar los corazones ni cautivar la miradas de todos los que valoramos esa otra faceta creativa e imprevisible del surf, que después de todo no deja de ser una expresión personal como fruto de la adaptación a un medio que no se deja controlar fácilmente.

Por cierto, WSL ECO… Hombre, Leemore muy ‘ECO’ no es…
Si no lo decimos reventamos 😉

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