Pese a que el ayuntamiento no lo crea, a los surfers nos interesa seguir vivos
Este día en concreto los policías locales trataron de desalojar un pico que estaba rompiendo con apenas medio metro. Mortífero, vamos.
En verano no se puede surfear porque se pone en riesgo la integridad los bañistas y en invierno tampoco porque las olas son peligrosas. ¿Qué narices está pasando con el surf en Barcelona?
Todo esto resulta irónico cuando Barcelona se trata, precisamente, de uno de los mercados más punteros de la industria del surf en nuestro país. Entonces, ¿por qué el ayuntamiento no trata de informarse o, mejor aún, se sienta a hablar con la comunidad surfera en lugar de vetarla sin más? ¿No quería usted diálogo señora Colau?
Podríamos entender que un gobierno provincial tomase cartas en el asunto si la actitud kamikaze de los surfistas les obligara a desplegar un gran número de dispositivos cada vez que entra mar.
Del mismo modo, asumiríamos la prohibición de surfear spots de alto riesgo por parte de surfistas que no estuviesen capacitados, al fin y al cabo, pese a que el ayuntamiento no lo crea, a los surfers nos interesa seguir vivos.
Por supuesto que puede ocurrir alguna desgracia, pero como en cualquier otro deporte. ¿Acaso no corren más riesgo los ciclistas cada vez que salen a la carretera?
En condiciones como esas uno no va a jugarse la vida, sino a darle sentido.
Señora Colau, agentes de la policía, ¡escuchen, por favor, lo que los surfers de su ciudad tienen que decirles!