Hace unos días, quisimos darle voz a Josema Odriozola (W.G. CEO) para que expusiese sus bazas ya que todos conocíamos previamente la naturaleza de las quejas lanzadas por los contrarios a su proyecto. Ahora, tras disponer de la información facilitada por Wavegarden, queremos brindar un espacio para que el ‘NO’ se exprese libremente.
La primera gran cuestión que atañe al proyecto es su impacto medioambiental. En relación a ésto, los responsables de Wavegarden declaran que el proyecto iría, naturalmente, supeditado a la aprobación de un informe neutral realizado por expertos en el análisis de la biosfera.
En caso de que dicho informe fuese aprobado, ¿aceptaríais que el espacio cumple con la normativa o continuaríais sosteniendo que es perjudicial para el entorno?
En primer lugar, gracias por darnos voz en esta entrevista y gracias también a todas las personas que se toman la molestia de informarse, al margen de la opinión que tengan.
Estamos hablando de la artificialización de seis hectáreas en la cima de un monte a 4km de la playa de Gros, La Zurriola, y dos hectáreas para accesos viales. Una hectárea son 10.000 metros cuadrados, lo que sería aproximadamente un campo de fútbol. Si multiplicamos por seis, ese sería el resultado del destrozo en Antondegi, actualmente una zona muy rica utilizada por 109 especies de aves diferentes, entre ellas el milano real, el águila calzada, e incluso el rarísimo elanio azul, y 18 mamíferos como el zorro, el tejón, garduña, erizo, etc. Por lo tanto, pensamos que estos datos hablan por sí mismos para ver claramente que sería muy perjudicial para el entorno. Todos estos datos se basan en inventarios de las especies de aves y mamíferos presentes en Antondegi, así como en un informe de Aranzadi sobre las aves nidificantes del entorno de Antondegi. Lamentablemente, las evaluaciones de impacto ambiental suelen ser meros trámites administrativos. ¿No es sintomático que todos los grupos conservacionistas de Gipuzkoa se muestren contrarios al proyecto? ¿Y Wavegarden no debería haber hecho ese informe de impacto ambiental antes de poner en marcha el proyecto? No resulta muy creíble.
Otra cuestión que nos ha sorprendido son los datos relativos al consumo de energía. En comparación al consumo de un ‘jet ski’, por ejemplo, son asombrosamente bajos. Con lo que una moto de agua consume en una sesión, se podrían llegar a generar 350 olas de 1.5 m.
¿Cuál es vuestra opinión tras conocer estos datos?
En plena transición energética, cuando se trata de extraer energía de las olas de la mar, del sol, del viento, etc. vamos a consumir recursos naturales para imitar a la naturaleza que tenemos al lado. No es necesario y no responde a una demanda de la ciudadanía ni de las personas que surfean, no olvidemos, en suelo público. Además, las motos de agua deberían ser para condiciones extremas, cuando no se puede surfear con gun. ¿Si todo el mundo quisiera surfear con moto de agua nos parecería bien?…
La afluencia masiva de turistas, capaces de alterar el entorno y el perfil del visitante medio de Donosti (tipo de ocio, intereses, respeto para con el medio y la ciudad…), es otra de vuestras preocupaciones.
Tratándose Wavegarden de una plataforma orientada sólo a deportistas, ¿consideráis realmente que una piscina de olas es capaz de variar el grado y el tipo de afluencia general a una ciudad?
También atraería a gente que jamás ha probado el surf. Esas piscinas pueden generar cientos de surfistas que aprenderían mucho más fácil y rápidamente que en la mar, y después, por supuesto, van a querer surfear en las playas, lo cual va a aumentar la masificación. La propia empresa lo ha admitido y también que una buena parte de sus clientes serían surfistas visitantes. ¿Cuántos cientos o miles al año? Todos ellos no se conformarían con ir a la piscina, acabarían yendo a las playas cercanas. Opinamos, en definitiva, que una instalación así ayudaría a “completar” un catálogo turístico poco sostenible de la ciudad.
El debate ético acerca de cómo la irrupción de una ola artificial influye en la cultura surf es otro aspecto a tener en cuenta. En relación a ello, los responsables nos comentaban que Wavegarden jamás sería planteado como un sustitutivo del mar, escenario indiscutible del surf, sino que ha de ser tomado como un recurso para aquellos que quieran mejorar aspectos técnicos de su surf, realizar entrenamientos específicos o iniciarse de forma segura y controlada. ¿Cuál es vuestra respuesta a esto?
No tenemos dudas de que pueda ayudar a mejorar la técnica, pero tanto en competición como en el surf del día a día de cualquier persona normal, es en la mar donde aprendemos la lectura de las corrientes naturales, las mareas, cambios de viento, las series, las condiciones que afectan a una ola, la convivencia con otras personas en el agua y la contemplación del medio natural y su ecosistema, que son las que hacen a una persona crecer como surfista.
Esto nos lleva directamente al plano económico y, en consecuencia, lo elitista o no del asunto. El precio oscilará entre 20€ y 40€, una cifra muy inferior a los 67€ de Bristol o los +70€ del URBN Surf. Equiparando las instalaciones a cualquier gimnasio, piscina, club de tenis… ¿Os sigue pareciendo poco razonable su postura? ¿Cómo lo plantearíais vosotros en caso de que el Wavegarden fuese finalmente construido?
Creo que lo mejor de este debate es que, gracias a que unos hemos salido pidiendo responsabilidad, por fin las personas en todas las playas están hablando y debatiendo. Afortunadamente de forma respetuosa, y llamamos a la calma desde aquí para así siga siendo.
Nos gustaría que se aclarara también, ¿las instalaciones contarían con infraestructura de ocio como campings, hostelería, tienda, escuela, etc? ¿Quién gestionaría todo ello? No olvidemos que estamos hablando de suelo público. ¿Qué tipo de cesión o contrato existiría? ¿A cambio de qué condiciones? ¿Compraría la empresa el terreno?…
En cuanto al precio, acudir a un polideportivo con tu kirol txartela en Donostia sale por unos 250 euros al año, y permite acudir a todo tipo de usuarios y todos los días en todos los polideportivos de la ciudad. Aunque seas “abonado” de Wave Garden, 20 euros la hora, teniendo olas naturales al alcance, no nos parece un precio razonable para unas instalaciones que se construirían en suelo público.
Aunando dos puntos anteriores: surf con tasas y aumento masivo de visitantes a la zona, y teniendo en cuenta que muchas zonas ya se han visto alteradas por la proliferación -cada vez más normalizada- de escuelas, surfcamps, surfhouses… ¿Por qué le atribuís un mayor impacto a la oferta de Wavegarden en este sentido?
Escuchando voces variadas en la playa esta misma semana, nos hablaban algunos miembros de escuelas que se han presentado en repetidas ocasiones trabajos e ideas para mejorar la gestión de las playas. A su vez, surfistas con amplia trayectoria coinciden en que esto va a agravar el problema de la masificación y va a añadir todavía más tensión a unos espacios ya muy cargados, llamando a más gente todavía a la práctica del surf.
Otro punto clave es la desmantelación de su antiguo emplazamiento. Y es que, en caso de que Wavegarden Donosti fuese llevado a cabo, las actuales instalaciones serían desmontadas (con la consecuente normalización y reforestación del entorno) con el fin de centralizar oficinas, departamentos y actividades en esta otra nueva localización.
¿Seguís considerando negativa esta ampliación, pese a ser un cambio único en lugar de generar dos piscinas?
En cuanto a la reforestación, y citamos al experto Peter Wohlleben, autor del best seller La vida secreta de los árboles, una zona forestal no se artificializa y se reforesta así como así. Un bosque puede tardar, sí es que lo consigue, siglos en recuperar su equilibrio natural con todas las especies que alberga. No es tan sencillo imitar a la naturaleza.
Si ya hay una instalación allí, ¿por qué construir otra desequilibrando una zona natural con un complejo ecosistema de campiña atlántica que forma parte de un corredor verde entre especies de gran importancia de nuestro patrimonio?
No olvidemos de que es una empresa la que lo pretende y es posible que de cara a sus ventas, el escenario donostiarra resulte más atractivo y más cercano que Aizarnazabal.
Este debate parece afectar solamente al Wavegarden Donosti dado que es el asunto que nos ocupa actualmente. No obstante, ¿os posicionaríais del mismo modo en caso de ser construido en cualquier otro punto de la península? Dicho de otra manera, ¿mostráis rechazo a las olas aritificiales, en general, o es concretamente en este caso?
Nuestra iniciativa se enfoca en el proyecto de Antondegi, pero entendemos que cada instalación de olas artificiales que se quiera construir debería contar con el apoyo de la comunidad local. Pensamos que en este caso las cosas no se han enfocado bien desde el principio, por la falta de información y por querer imponerlo sin contar con colectivos clave en el proceso en Antondegi, una de nuestras joyas naturales. Este proceso va para largo y no vamos a desistir. Cuanto más se alargue el tema, más y mejor se pensarán las cosas por parte de todo el mundo.
Queremos terminar agradeciéndoos el haber accedido a esta entrevista ya que nuestro deseo es conceder la palabra a ambas partes con el fin de que todos puedan expresarse libremente.
Siempre es lícito poder compartir ideas y opiniones. Si queréis añadir algo más…
Faltaría más, muchas gracias.
3 comentarios
Ademas de los comentarios que bien esplica en el video.
Estoy completamente en contra que lo gestione esa famila con aires de grandeza que dirige wavegarden que sienten superiores tanto dentro y fuera del agua y no respetan a nadie a la hora de cojer olas.
Van a hacer una piscina de olas completamente elitista que abriran cuandonles venga en gana.
Espero que si lo llegasen a abrir no fuesen ellos quien la gestionasen
Yo no estoy a favor del waveGarden, pienso que masificaria más el problema que tenemos con la práctica del surf.
Donostia da para lo que da y ya los donostiarras estamos saturados de tanta afluencia de gente.
Muchas gracias.
Me ha parecido una entrevista muy esclarecedora. Perfectas las contestaciones y muy bien estructurada las preguntas. Me pareció bellísima la descripción de como se desarrolla el conocimiento de un surfista en la práctica, así como la absoluta verdad de que «no es tan sensillo imitar a la naturaleza», cuando nos proponemos a reconstruir algo que previamente destruimos. También la alusión al informe de impacto ambiental, cuando todos tenemos claro de que estos informe siempre favorecen a quienes les financian. Por todo enhorabuena, y a seguir defendiendo la vida en este precioso ecosistema.