Soy Pilar Páramo Peña, nací el 9 de abril de 1957 en Madrid, pero a muy corta edad vine a vivir a Barcelona ¡Mi abuela paterna me enseñó el mar!
De muy jovencita había planificado muchas veces ir a Biarritz con un amigo vasco, en aquella época es donde más se practicaba. No pudimos llegar a nuestro destino.
Por las diferentes circunstancias de la vida aparqué mi sueño y hasta el año 2003 no reapareció. Fue en la playa de La Jolla Shores, California. De mañana surfera pasé a vigilante de la playa ya que el agua estaba repleta de inofensivos tiburones leopardo y, ese día, me dediqué más a vigilar a mis tres hijos que estaban en el agua que al surf. Pero esto estimuló a que se fuera despertando el gusanillo.
Mi hija Júlia un buen día dijo que quería hacer surf. Compramos una tabla y yo la acompañé. Al segundo día ya entré con ella al agua, primero con una tabla de body que cambié, muy pronto, por una de surf.
Hace muchos años que estoy en el agua, pero esos primeros años que describen algunos de mis compañeros de documental, yo me los perdí.
Descubrí el surf en Barcelona con mi hija Júlia y aprendí sola con un vídeo y su tabla cuando ella se fue de Erasmus. Durante esos meses pasé muchas horas practicando en tierra antes de entrar a buscar mi primera ola. La conseguí antes de su regreso y durante muchos años hemos disfrutado de muchas olas, también compartidas con mi hijo Joan.
Me ha aportado simplemente vida. Siempre he creído que el mar lo cura todo, del cuerpo y del alma. En aquella época cuando empezaba a remar y me salpicaba la primera ola me olvidaba de todo lo referente al cáncer.
No podía hacer deporte ya que tenía que descansar. Yo descansaba sobre la tabla de surf. El sol tampoco es bueno, pero era invierno y yo voy muy temprano a surfear. Pensé que eran mayores los beneficios de surfear que no hacerlo.
Con la edad he aprendido que las olas míticas normalmente no son para mi nivel, pero me gustaría surfear en Mundaka, aunque sea en la ría.
Se ha masificado muchísimo y en la costa catalana se han perdido muchas olas con la construcción de espigones, puertos deportivos y las dragas que aparecen cada año, entre otras cosas. O sea que más gente en el agua y menos olas.
En esta época que estoy ya me gusta. Es mi época.
Los valores que he transmitido los desconozco. Quizás a perseguir los sueños y a luchar, sin perder la sonrisa, cuando las cosas se ponen feas.
Mi spot preferido es aquel que no esté masificado. Me gusta surfear en solitario.
No necesito una música concreta para ir a surfear. Cuando voy mi estado de ánimo es tan optimista que una buena emisora de radio, con alguna canción animada, ya me está bien.
¿Cuál es tu día perfecto?
Mi día perfecto es aquel en que me despierto y me puedo ir al agua temprano, con un metro glassy sin viento y puedo estar en el agua un par de horas disfrutando de ese metrillo. El resto del día todo me parecerá perfecto, ya que seguiré con mi sonrisa.