En dicho comunicado, la WSL alegó dificultades técnicas de producción y logística a la hora de desarrollar cada evento, sumado al riesgo que entraña la movilización masiva de trabajadores y atletas, que a su vez se enfrentan a unas condiciones cada vez más complicadas a la hora de desplazarse.
Naturalmente, las reacciones por parte de profesionales y fans no se han hecho esperar y la dureza de algunas críticas denota la impotencia y el hartazgo por parte de cierto sector que considera ‘inútil’ la postura de los máximos responsables de la WSL quienes, básicamente, aparentan aguardar a ver qué ocurre sin tomar determinaciones firmes al respecto.
En Margruesa no queremos hacer leña del árbol caído ni restamos un ápice de importancia a la labor que ejercen la cúpula de la WSL. No obstante, hemos de reconocer que este principio de temporada está resultando absolutamente nefasto para la ‘Gran Liga’. Y ello nos lleva a plantearnos ciertos aspectos relativos a la planificación que han hecho.
Cuando, a finales de 2020, la WSL anunció las novedades para el Tour de 021, realmente no advertimos cambios significativos en relación a la crisis del COVID (detonante real de toda esta situación), si no, más bien, ciertas modificaciones vinculadas al marketing y las cifras de audiencia, como la elección de ciertos spots más populares y aclamados o el formato de una final decisiva disputada en un mismo día.
Ok, sabemos que la WSL es puro espectáculo y que eso es, precisamente, lo que todos demandamos, pero, ¿dónde estaba realmente el aspecto razonable y verdaderamente previsor de tales decisiones, sobre todo en medio de una crisis global que parece estar lejos de ser barrida por completo?
Está claro que el mar no es un estadio o un circuito con palco que se pueda cerrar al público, pero en este sentido la WSL sí disponía de ciertas cartas con las que jugar a su favor. Recursos como ciertos lugares (con olas de clase mundial) aún cerrados al público o spots realmente aislados de masificaciones y, por tanto, más seguros.
Es decir, que con 2020 avanzado y en base a cómo seguían estando las cosas, Erik Logan y los suyos podrían haber determinado una serie de pautas especiales para este 021, que no sentasen las bases de un nuevo Tour a largo plazo, pero que sí permitiesen la realización del mismo en otro año que ya se intuía plagado de incertidumbres y restricciones.
Mientras la inmensa mayoría de los deportes han sabido adaptarse y seguir, el surf profesional parece demostrar que aún está en pañales y trata de avanzar a gatas, sin un rumbo firme.
¿Dónde están la coordinación global y la planificación de la que hacía gala la WSL en su anuncio de este nuevo y ‘renovado Tour’? ¿Dónde está esa conexión con cada comunidad local que iba a facilitar y optimizar su desarrollo? ¿Realmente daba por hecho la WSL que este 021 se iba a iniciar sin contagios y positivos y que todo iba a ser un camino de rosas? …Tal vez deberían haber puesto las miras en las cifras de contagios en lugar de las audiencias o entablar conversaciones con gobiernos antes de lanzar ‘slogans’ a cascoporro.
…Como reza el dicho, es en los mares bravos donde uno se hace capitán. Y en este caso, nos da a nosotros que no hay nadie al timón.