Concepto / Palabras
Legi
Fotografía
Sergio Riaño / José Alberto Prieto / Oscar Valencia / Legi
Gracias
Margruesa / Wat Say / Deflow / Joseba / Amaia /
Sergio ‘Sublime’ / Oscar
Noto que las calles vacías te llenan de tristeza y de miedo, que esta soledad te resulta tan insoportable que incluso duele. Naturalmente te asombras cuando, al mirarme, intuyes un leve gesto de indiferencia. ¡Ojalá aún fuera capaz de enfadarme y sufrir! Eso significaría que mi fe no se habría agotado, pues la fe –o su ausencia- es lo único que distingue al que reacciona del que no.
Lo siento, yo ya no formo parte de ésto porque ya no me queda nada en qué creer. Para mí, el mundo ya estaba vacío antes de que un virus dejase desiertas las calles.
No me compadezcas, por favor. ¿No es más triste permanecer entre una multitud que ni escucha ni te entiende que mantenerse aislado y solo? En esta soledad he encontrado un refugio más confortable que el cielo porque sus cimientos son mi propia verdad, y lo que para otro es verdad, tal vez a mí me parezca mentira. Todo es ambiguo, como las lágrimas, capaces de surgir de la tristeza o de la alegría.
Ponerse una máscara para hablar cara a cara -máscara a máscara-. La imposición de este nuevo disfraz delata la tragicomedia en la que hemos convertido el mundo. ¡Teatro triste! Triste vals de antifaces contagiosos bajo pena de multa…
¿Quieres que te haga la compra? ¿Bajo a pasearte al perro? …Vecino solidario mientras tenga lleno el dispensario. Luego, cuando nos dejan salir, te olvidas de aplaudir.
¡Juntos lo conseguiremos! ¡Vamos a salir de ésta! …Tira de hashtag y arcoíris una vez que has almacenado 200 rollos de papel del culo, al resto que le den. Mientras uno tenga con qué limpiar su mierda, la del resto ya no es un problema.
¡En buena hora viniste, antifaz, a camuflar semejante derroche de generosidad! …Y otro anuncio lacrimógeno con imágenes de archivo en pleno ‘prime time’.
La nueva normalidad no es tan nueva para mí: busco refugio como puedo, hablo solo, veo en la calma un arte y asumo que las olas son lo único que me mantiene cuerdo.
Mi cordura es algo endeble y se tambalea, como la luz de una vela. Pensar que esa luz cálida es un obsequio frágil me ayuda. Observa cómo esculpe mi mano y la colorea de naranja hasta que se extingue. Lo mismo que el sol, que el mar, la arena, la brisa y el cielo. Cosas enormes con ínfimos esqueletos, como las ideas o los sentimientos.
Y, por debajo de todos, tú y yo. Cada vez consumiendo más datos y echando más polvo sobre el viejo Sócrates. Mismas inquietudes con la piel seca. Saco de dudas y de incertidumbres. Anhelo de olas y de viejas costumbres, siempre y cuando las viejas costumbres permanezcan simples. Tan simples como huir, crear y rendir homenaje algo abstracto y atemporal como el vacío y la amistad.