Antes de seguir, es necesario aclarar que todo esto va de lo acontecido en Kirra hace unos días cuando Mitch Parkinson, sobrino del celebérrimo Parko, fue saltado por un Kamikaze-Kook tras haber permanecido entubado más de cien metros.
Una vez más, y antes de que alces la voz en favor del pobre Mitch, no te precipites y sigue leyendo.
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K1: KAMIKAZE-KOOK
Si bien este es –muy probablemente- el mejor tubo que Mitch se ha hecho en toda su vida (uno de esos que la inmensa mayoría apenas alcanzamos a soñar), es cierto que la ‘doggy door’ forzada por un satélite indeseable empobrece un poco la magia del momento.
A ello se suman algunos testimonios que opinan que, de no haber sido por dicho Kamikaze-Kook, Mitch podría haber sumado otros pocos metros de barrel a su ya holgado record tubular.
Pese a ello, es un tubazo mayúsculo en una ola irrepetible dentro de un marco incomparable: Kirra.
¿Estará Mitch cabreado? ¿Estará pletórico tras el análisis interno de semejante caverna?
En Margruesa no podemos hacernos una idea de su estado de ánimo. Al igual que tampoco sabemos qué se siente al coger una ola así.
K2: ¿KARMA?
Pobre Mitch, ¿verdad? Pues antes de compadeceros, sabed Mitch ya venía de una saltada previa, con lo cual… ¿Ha sido esta situación fruto del Karma?
Lejos de espiritualidades tántricas, más bien parece fruto de la masificación que sufre la Gold Coast, sobre todo en días mega-clásicos como éste donde se juntan locales, pros, estrellas y satélites.
Pero volviendo al tema del Karma… ¿Qué hay del primer saltado? ¡El gran damnificado!
El pobrecillo ni siquiera ha podido llegar a saborear de lejos la visión de semejante agujero. Es más, ¿habría llegado a poder bajar la ola? ¿Habría logrado lidiar con el ‘foam ball’ durante algunos metros?
Una vez más, nuestra respuesta equivale a nuestro bagaje en el pico de Kirra: no tenemos.
K2: KIRRA
Finalmente, Kirra es Kirra. Es decir, un cúmulo interminable de ‘pensé que no pasabas’, ‘no te vi’ o, incluso peor, ‘te vi, pero me la suda’. A lo que se suman los tristes antecedentes familiares de los Parkinson en lo referente a saltadas ‘kirrenses’. O, ¿acaso os habéis olvidado del célebre corte de manga de Parko a Kelly cuando éste se disponía a joderle un tubazo mayúsculo en pos de la prioridad y la victoria?
En definitiva, que surfear en spots masificados tiene su precio. Desaparecer dentro de un tubo milagroso aumenta dicho precio. Y, finalmente, saltar a un saltador y ser grabado en el proceso, termina de inflar el presupuesto por completo. No obstante, nosotros nos lavamos las manos porque, ¡¿qué coño?! ¡Ni siquiera sabemos qué es coger una ola en Kirra!