Ayer terminaba (por fin) un campeonato que no ha sido lo que la gente espera ver de Teahupoo, donde lo que nos gusta es ver a los pros pasar miedo. La temible ola tahitiana esta vez se transformaba en una izquierda de giros high performance que en ocasiones nos daba momentos muy entretenidos y algunos tubitos. Esta vez la carnaza estaba en el útimo giro sobre el afilado fondo, que muchos optaban directamente por esquivar y otros como Mikey Wright lo terminaban de floater y sobre el arrecife con el agua por los tobillos.
Con este panorama los brasileños son algunos de los hombres a batir, y aunque Filipe Toledo había viajado días antes a Tahiti para entrenar y enfrentarse a sus miedos, esta vez le valieron más sus horas en Ubatuba que las que pasó en Teahupoo los días más grandes. En cualquier cado llegó hasta semis, lo que es un buen resultado en Tahiti y le sirve para seguir agarrado al jersey amarillo.
La final entre Owen Wright y Gabriel Medina al menos fue entretenida, con un final emocionante que se resolvía apenas en el último minuto. El australiano lideraba la manga, cuando llegaba una serie en la que tenía la prioridad. Owen se vio obligado a coger la ola, en la que se hizo varios giros buenos y en la que mejoró sus scores, pero detrás vino la ola de la final, en la que Medina con un complicado take off, se metía directamente al tubo y salía segunos después para directamente hacerse un bonito giro agarrando el rail.
Ni él mismo se lo creía. «Estaba rezando para que Dios me mandara una ola más». El señor Dios le hizo caso y sus oratorias le sirvieron para ganar, meterse segudo en los rankings y darle un chute de confianza.
Siguiente parada en Leemore, donde el tren de Kelly les espera con sus olas y su infernal ruido.