Hace tiempo que el surf está de moda, nada nuevo, lo que sí que es nuevo es la figura del surfista bloguero. La democratización de internet ha llegado al surf. Abundan por internet surfistas, desconocidos por la mayoría de los mortales, que te enseñan sus tablas, sus tips, sus 10 consejos para mejorar, su playa y la que no es suya, su casa… ponen una GoPro en su tabla y se pasean por todas las playas cercanas mostrando la suerte que tienen de poder hacer lo que hacen. Nos permiten ver las olas de la otra punta del mundo y sentirte en el lugar.

Todo este nuevo surfista bloguero le permite vivir del surf sin ser un pro. Sin embargo, estos surfistas blogueros, influencers de la costa, rompen muchas veces con las normas no escritas del surf. En muchas ocasiones, descubren playas que los locales llevan guardando como oro en paño toda su vida. El surfista bloguero, cámara en tabla, aparece por el lugar y por unas visualizaciones que le manden al estrellato virtual, revela el secreto. No hace falta ser muy lince para, con unos pocos detalles visuales, adivinar del lugar que se trata.

Hace no tanto tiempo si tenías “mala suerte” aparecía una revista por tu playa, tiraba un par de fotos y con suerte aparecías en la página 35 de Surfing Magazine y sin referencia al lugar. Ahora cada frame de vídeo cuenta y de cada frame una nueva pista para llegar a ese spot.

Quizá el anticuado sea yo, el fin del surfista escritor viene determinado por el inicio del surfista bloguero y el fin del secretismo del surf y sus normas pasemos a la exposición del surf y la anarquía. Igual democratizando los spots se distribuyen más los surfistas y no se masifica todo tanto. Lo que sí que considero que no cambiará, es que por muchos tips, consejos, tecnificaciones, ejercicios que veamos, nuestro surf no cambiará sin ir al agua.

Antes de subir una foto, plantéate si por unos likes te merece la pena.