Su afición por la fotografía venía desde hace tiempo, pero no fue hasta hace unos 10 años cuando comenzó a interesarse por la fotografía de surf, y concretamente por las olas grandes. Sus primeras sesiones fueron alrededor de casa en spots como La Vaca y Santa Marina, pero poco a poco el gusanillo fue haciéndose cada vez más grande y empezó a moverse a más lugares como Bizkaia o Gipuzkoa junto a tamañeros como Dani Pablos, Nano Riego o Axi Muniain. Pero el punto de inflexión en su carrera fue Nazaré, lugar al que comenzó a visitar casi de forma obsesiva, atraído por las olas más grandes del mundo. Rafa no faltaba a ninguna de las marejadas, y su popularidad fue en aumento al verse sus fotografías en los perfiles de Instagram de los mejores surfistas y en algunos medios a nivel mundial. Era muy querido por toda la comunidad de surferos que acuden habitualmente a Nazaré.
Es allí en Nazaré donde ha muerto esta pasada noche. Nos deja su legado y su pasión, que era infinita como su querida Cantabria. Descansa en paz amigo.
Puedes ver una entrevista suya aquí