En comparación con otras ‘compañeras de trabajo’ como Pipe, J-Bay, Teahupoo o G-land, la presencia de Sunset en un CT ha resultado algo más controvertida porque, aunque nadie duda de su calidad, muchos sí cuestionan otro aspecto esencial en cualquier ola digna del ‘Dream Tour’: el factor estético y espectacular.
Si bien los anteriores ejemplos hablan por sí solos en cuanto a la radicalidad de un barrel, en el caso de Teahupoo o Pipe, o la belleza de una línea perfecta en el de J-Bay o G-land, Sunset es, más bien, un guiño al buen entendedor porque Sunset no sabe de aéreos ni de tubazo tras tubazo en el mismo sitio y de la misma forma. Por el contrario, Sunset nos brinda un arte mucho más sutil y capaz de seducir únicamente a una audiencia con un ojo más entrenado.
Y es que el buen surf en Sunset se traduce en el dominio de tablas atípicamente largas (en los parámetros del ‘high performance’ actual), el dominio de un bottom salvaje, la firmeza en el carving o la línea en una pared amplia y descontrolada y, sobre todo, el aplomo en un spot con un movimiento de agua tan masivo como la propia zona de ‘Take Off’.
Todos estos parámetros son, en definitiva, ingredientes del buen gourmet del surf, que se alejan de la espectacularidad de un ‘full rotation’ o un sifón sistemático sobre la misma porción de ‘reef’. Y por eso, en este sentido, Sunset no complace a cualquiera, sólo complace a un público educado, culto y refinado en la cultura y en los aspectos más esenciales del ‘surf de verdad’, si se nos permite la expresión.
Del mismo modo que un cuadro de Velázquez es valorado por cualquiera, dado que los personajes son tan reales que parecen salirse del lienzo, tal vez de Picasso sí requiera cierta introducción a quienes piensan, ‘joder, eso lo pinta mi hijo de 5 años’.
Un comentario
Me encanta Sunset!
Menos «txiribueltas» y más power surf. Da gusto ver buenos giros, lay backs, carving bueno….
Es energía a tope!