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Los tiempos cambian. Cada uno tiene su opinión si es a mejor o peor, pero es innegable que el cierre de una legendaria revista como Surfing magazine es una mala noticia. Han sido 53 años de historias, las mejores fotos y buen gusto.
Uno ya no sabe si pensar si es producto de un cambio en los hábitos de consumo, si es por la crisis o si directamente nos hemos vuelto gilipollas.
Todo el puto día delante de nuestras pantallas, donde por nuestras narices pasan fotos que ni siquiera ya apreciamos. Imágenes e historias que son producto de un esfuerzo y dedicación que no merecen ser pasadas como si nada con nuestro dedito y que como mucho son recompensadas con un «me gusta». Fotos que pasan al olvido en forma de scroll infinito; lo de hace un minuto es ya historia, agua pasada.
Los millennials lo quieren todo bonito, rápido y gratis, por eso el modelo de negocio de una revista como Surfing ya no es viable. Los «Likes» están muy bien, pero no dan tanto como para pagar nóminas, colaboradores e imprentas.
Suerte amigos, nos habéis hecho soñar y disfrutar, pero sobre todo nos habéis inspirado.