¿Cómo fueron tus inicios en el surf?
Soy de Santander e iba a menudo a la playa del Sardinero. Fue allí, en el Sardi, donde empecé a meterme al agua gracias a los hermanos mayores de algunos amigos míos. Tendría 10 u 11 años cuando cogí mis primeras olas con un bodyboard. Al poco, un amigo de mi padre me regalo una de sus tablas de kneeboard y comencé a surfear con ella. Dio la casualidad de que era perfecta para mí, porque era corta y bastante ancha. Además, tenía un grip en medio de la tabla —donde apoyan las rodillas los kneelos—. Desde ese momento, fui alternando entre el bodyboard y la tabla, hasta que llegó un punto que el bugui se quedó en el trastero. (Risas)
El surf me enganchó enseguida, y a los 14 años ya estaba compitiendo. He sido bicampeón de España Sub 18 y en 2012 fui subcampeón nacional en Open.
¿Cómo ves la evolución del surf cántabro en los últimos años?
Creo que la forma en la que una gran parte de la sociedad ve el surf ha mejorado mucho en los últimos años. Recuerdo que, cuando tenía 13 años, mi tutora le dijo a mi madre que yo debería dejar de surfear porque los surfers nunca tenían buenas notas. La verdad es que eso nunca fue un problema —ahora soy ingeniero superior de telecomunicaciones—, pero creo que la anécdota sirve para entender la idea que muchas personas tenían del surf hace apenas 15 años.
Ahora lo ven como un deporte más, algo positivo para los jóvenes y con un apoyo institucional y social cada vez mayor. Una prueba de esta evolución es que hoy en día, si coincides con alguien en el ascensor y llevas una tabla, ya no te dicen que eres «un loco de las olas», sino que ahora puede que te salten con algo como: «mi hermano también surfea, y mis primos, y mis hijos».
En Cantabria ya tenemos programas específicos para apoyar a los adolescentes que compiten, además de concentraciones, sesiones de fines de semana y otros eventos deportivos y sociales organizados por la Federación. Creo que esto es importantísimo para aprovechar el talento local; hasta hace no tanto, teníamos muy pocas figuras de peso en las que fijarnos más allá de Pablo Gutiérrez.
De todas las formas posibles de enseñar surfing, elegiste empezar de forma online a través de Boosting Surfing, tu empresa. ¿Por qué?
Cuando dices que te dedicas a la formación de surf, lo primero que hace la gente es preguntarte dónde tienes la escuela. (Risas)
Comencé con esto porque superarme a mí mismo es importante para mí. Tras ganar los campeonatos me sentí algo desmotivado; mi nivel era bueno a nivel nacional, pero bajo a nivel europeo. Tras entrar en la universidad, perdí el contacto con el entrenamiento profesional. Tu vida sigue, sigues surfeando… pero dejar de progresar. Yo quería hacer lo que hacían los pros, quería aprender la técnica. Fue al acabar la universidad cuando tuve la oportunidad de entrenar con Óscar Oria (socio en Boosting y mi coach). Óscar y yo coincidimos varios años trabajando como instructores de surf, donde nos hicimos amigos y Óscar tardó 3 años en convencerme para entrenar porque yo no estaba motivado. Cuando por fin empezamos, Óscar consiguió cambiarme el chip en un par de sesiones. Me explicaba las cosas de forma que entendía y progresé mucho en cuestión de meses.
Entonces se lo dije «Óscar, tenemos que compartir esto», y así nació Boosting Surfing. Nos pusimos manos a la obra y desarrollamos una metodología de aprendizaje. La idea principal era que los surfers pudiesen ser capaces de mejorar por su cuenta, que se convirtieran en sus propios entrenadores. Al final, la mayoría de surfers carecen de entrenador por diferentes motivos: económicos, vivir lejos del mar, falta de entrenadores en sus regiones, etc., y queríamos ayudar a todos a mejorar.
A día de hoy, cientos de personas ya siguen el programa, y el feedback es superpositivo. En todo caso, esto es solo el principio; ya estamos terminando de preparar algo muy especial para este año 2022. Aún no puedo desvelar nada, pero es muy probable que haya actividades presenciales.
¿Es siempre la técnica más importante que la preparación física?
Yo no diría que una es necesariamente más relevante que la otra. Está claro que con un buen físico puedes remar más, lo cual es de gran ayuda, pero no se puede despreciar la técnica. ¿De qué te sirve llegar a la ola la pierdes porque no sabes bombear o te caes intentando hacer una maniobra básica? Lo mismo pasa al revés: ¿para qué quieres tener un carving perfecto si no eres capaz de llegar al pico, o si te tiemblan las pierdas media hora después de surfear una ola de más de 10 segundos?
Técnica y forma física tienen algo en común: puedes mejorarlas fuera del agua. ¿Y por qué vas a dejar de hacerlo entonces? ¿Por qué no entrenar en casa y mejorar tu surf?
Desde luego, técnica y físico son dos pilares esenciales. También es importante escoger una buena tabla. ¿Cuál es tu favorita?
Ahora mismo, una Al Merrick Spine-Tek 5’11” de segunda mano, imitación de una tabla de Marc Lacomare, que le compré a Dani Pablos hace un tiempo. Ha pasado por el taller muchas veces, pero merece la pena arreglarla. Se ha flexado, he perdido los 3 tapones, he reventado la punta y he destrozado alguna cosilla más, ¡pero hasta que pese 10kg no la tiro! (Risas)
¿Y tu spot preferido?
En casa, Liencres, sin duda; fuera, Pohnpei.
Por último, ¿un referente en el mundo del surf?
No puedo decirte solo uno, te digo 3: Ethan Ewing, Griffin Colapinto y Teresa Bonvalot.