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5 minutos con Juanjo González Trueba

No es solo una cuestión de surf. Una entrevista de nuestro nuevo colaborador José M. Sainz-Maza del Olmo.
Playa-San-Vicente-(Foto-Antonio-Bretones)

Fotografía de Antonio Bretones.

 

Juan José “Juanjo” González Trueba lleva toda la vida dedicado a su pasión: el mar. Cogiendo olas en el cantábrico desde la adolescencia, en la actualidad es director ejecutivo de Surf & Nature Alliance, además de profesor en el Departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Universidad de Cantabria. Juanjo es una de esas personas que se siente más a gusto en el agua que fuera de ella, pero hoy ha dejado un rato la tabla en la arena para respondernos algunas preguntas.

 

¿Cuándo empezó tu relación con el surf?

 

Te diría que se trata de una herencia cultural, puro patrimonio azul. Mi familia siempre ha tenido un vínculo muy estrecho con la mar, somos de costa y eso crea una conexión muy particular con el medio marino. A mi padre y a mi abuelo les gustaba mucho pescar, y yo simplemente tiré por otro camino.

 

Recuerdo que solía ver a la primera generación de surfistas cántabros cabalgando olas en la playa de Los Locos, en Suances, y enseguida sentí que yo también quería hacer aquello. Tenía claro que quería estar dentro del agua, no mirando desde la orilla. Con 14 años me compré mi primer equipo y comencé a surfear con un amigo; él lo dejó al cabo de poco tiempo, pero yo seguí y aquí sigo aún.

 

Aunque en aquel entonces ir a coger olas me suponía un esfuerzo enorme —muchos kilómetros en autobús, cargando con la tabla de aquí para allá—, todas las horas que pasé en la mar me engancharon para siempre. Suelen decir que los primeros 20 años son para saber si el surf te gusta, así que creo que ahora puedo decir sin temor a equivocarme que me encanta. No podría vivir sin todas las buenas sensaciones que me aporta.

 

¿Qué impacto ha tenido esta pasión en otras áreas de tu vida?

 

Mi amor por la mar y por el surf ha condicionado mi vida personal y profesional de forma profunda. Por ejemplo, hace menos de 10 años dejé una plaza fija en la UPV para trabajar a tiempo parcial en el CIESE-Comillas solo porque esto me permitía acercarme a diario a San Vicente de la Barquera para coger olas. Cuando me preguntaron en la entrevista de trabajo a qué se debía mi decisión de cambiar de puesto, les dije que no podrían entenderlo. Son casi 30 años los que llevo subido a una tabla, y la mar es para mí madre, amiga, maestra, novia… No es fácil que otras personas comprendan todo lo que implica un amor así.

 

En la actualidad, tengo el privilegio de trabajar en cuestiones relacionadas directamente con el medio marino. Sin ir más lejos, actualmente estoy participando en la Mesa de Trabajo de Ordenación del Espacio Marítimo Español, donde me encargo de representar los intereses del surf y garantizar que se tenga en cuenta su valor deportivo, turístico, etc.

 

En 2018 ayudaste a fundar Surf & Nature Alliance, una organización sin ánimo de lucro nacida para frenar la degradación de los mares y proteger las olas. ¿Qué te llevó a dar este paso?

 

La Alianza es sobre sostenibilidad y sobre la conservación del fondo marino, y el surf ejerce de punto central sobre el que desarrollar acciones. Para mí, es una forma muy bonita de estar en conexión con la naturaleza marina y tener un impacto directo sobre ella.

 

La extinción de algunas de las olas más emblemáticas del mundo, así como las amenazas constantes a muchas otras rompientes, nos llevaron a crear la organización e impulsar unos valores reflejados más tarde en nuestro Manifiesto para la Protección de las Olas. Sin embargo, creo que la visión debe ser más amplia e involucrar tanto a los surfistas como a cualquier otra persona vinculada al medio marino en la protección de este. Estamos buscando reformular valores, éticas y compromisos entre la mar y la humanidad, haciéndolo además con un importante componente científico y divulgativo.

 

¿Hay alguna acción de la que te sientas especialmente orgulloso?

 

El Manifiesto para la Protección de las Olas ya está traducido a 10 idiomas y hasta se nombra como inspiración en un preámbulo de la ley de rompientes de Chile, lo cual es un verdadero honor, al igual que lo fue conseguir que Mundaka se convirtiera en la primera ola protegida de Europa.

 

Me alegra especialmente ver cómo, desde el ámbito del surf, nuestros esfuerzos han servido para inspirar a otras personas, incluso a aquellas completamente ajenas a este deporte. Por eso, dar voz a la cultura oceánica en el marco del ODS 14 ante diversas instituciones y universidades es quizá lo que me hace sentir más orgulloso. Esto es algo que nos afecta a todos los que tenemos el espacio marino como lugar de encuentro; tenemos que lograr que lo que hacemos sea sostenible, que el surf sea parte de la solución y no del problema.

 

Antes de terminar la entrevista, es el momento de hacerte una pregunta obligada: ¿cuál es tu playa favorita para coger olas?

 

Por afinidad, te diría que la playa de San Vicente, entre la mar y la montaña. Pero por lo demás, y aunque suene a tópico, mi rompiente favorita es siempre la siguiente, la próxima en la que voy a meterme con mi tabla.

 

 

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Txema Sainz-Maza

Txema Sainz-Maza

Crecí en la playa y tengo fobia a pasar demasiado tiempo lejos del mar. El agua del Cantábrico me encanta hasta en invierno

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