Si volvieses a nacer sabiendo lo que sabes ahora, ¿comenzarías a surfear de nuevo?
Habrá muchos cuya respuesta sea: ¡claro! Incluso aprovecharía para empezar a coger olas más joven.
Todos a los que se os haya venido esta respuesta a la cabeza pensaréis que quienes opinen lo contrario no sienten el surf como vosotros y para ellos será un mero pasatiempo.
Por otra parte están aquellos que elegirían no volver a surfear.
Hace años estábamos de viaje por Bali un grupo de amigos. Ya sabéis, buenas olas, sol, calor y camisetas de Bitang por todos lados. En un rincón vimos tirao a un tipo con una camiseta que ponía escrito a mano «El surf arruinó mi vida». El hombre en cuestión se veía ajado por los años y la sal, evitaba cruzar miradas con la peña. Jamás le vimos hablando. Parecía una persona profundamente infeliz.
En el momento no lo piensas porque tú estás ahí pasándolo bien…pero años después comprendes todo lo que puede llegar a dar alguien por el surf. Puede sacrificar oportunidades laborales, parejas, la posibilidad de crear una familia…ya se sabe, la vida de Peter Pan. Puede llegar a darlo todo:¡su propia vida! Y de la misma forma, puede que todo eso rebote contra uno como una bola de goma haciendo que el surf también se convierta en una frustración proporcional a todo el amor que se ha volcado en él.
Hablamos incluso de gente con un nivel altísimo. Gente que de repente pierde el apoyo de su sponsor de toda la vida o para quienes las mangas empiezan a no ir tan bien y que, naturalmente, no tienen el don mediático de JJF, Kelly o Julian. ¿Y ahora qué?
Para un surfer mediocre llegar a tener nivelazo es lo más. Para un surfer con nivelazo, poder vivir del surf es lo más. Para un pro, gozar de cierto estatus, ranking o apoyos fiables es lo más. Es decir, el surf se convierte en una especie de enredadera que no alcanza techo y nos invade, incuestionablemente, de incertidumbres tan grandes grandes como el esfuerzo que hemos volcado en llegar a donde hemos llegado.
Y esto no entiende de niveles sino de grados de entrega. La sombra de la frustración está siempre presente, ya nos pongamos de pie a duras penas sobre un corchopan a fuerza de ir cada finde a la playa desde Madrid, o hagamos alley oops por estar todo el puto día en el agua en lugar de irnos de fiesta con nuestros amigos.
Quizás un día vayas caminando por Bali y te topes con un despojo triste y asocial entre los puestos de camisetas. ¿Serán las olas que te han llevado hasta ahí la fuente de su tristeza? ¿Se sentirá mediocre porque el mar no ha hecho más que alejarle de la tierra?… ¿Qué harás tú?
Siéntate y reflexiona o cómprate un souvenir de Bintang y vete.
Un comentario
Bonita reflexion queria decir que me pase surfeando desde los 14 años a los 28 años sin parar de surfear ni un solo día. Me fugaba del instituto para ir a la playa aunque estuviera solo, les decia a mis amigos que no salia de fiesta por que la marea cuadraba al dia siguiente a las 8 de la mañana. Ahora con 32 años he vuelto a surfear sin privarme de mi vida social y laboral. Mi nivel es normalito pese a que me pegue mas de 14 años anteponiendo el surfing a mi vida personal. Todo en exceso es malo encontre esto buscando ejercisios para volver a surfear sin que me duela el cuello. Desde luego que volveria a elegir surfear pero sin privarme de nada. Saludos y buenas olas.