La noticia gira en torno a la creación de una nueva delegación que gestionará, desde la capital lusa, todos los temas concernientes a la sacrosanta liga del surf en lo relativo a Europa, África y Oriente Medio. Es decir, que a partir de ahora todas las grandes decisiones de la WSL que afecten a estas regiones, en relación a la organización y localización de campeonatos, marketing y demás estrategias publicitarias, se van a llevar a cabo desde Portugal.
¿Y por qué vinculamos todo ésto a un nuevo cambio hegemónico? Pues porque muchos daban por hecho que esas nuevas sede se ubicaría en Hossegor o Biarritz, cuna del surf europeo y punto clave de nuestra industria surfera desde el amanecer de los tiempos o, por lo menos, desde que todos tenemos uso de razón como surfistas. La WSL mantendrá sus oficinas allí, pero nunca mejor dicho, el bacalao se va a cortar en Portugal.
Naturalmente, la elección de Lisboa como enclave estratégico de la ‘WSL’ es, además, simbólica. Por eso es de suponer el descontento de nuestros vecinos franceses, pioneros en campeonatos ASP y representantes CT. Por supuesto, una vez más España suponemos que ni siquiera era candidata. Puede que si algún día la WPL (World Puticlubs League) quiera instalarse en Europa, entonces tendremos una candidatura con bastantes boletos.
Y es que, en un abrir y cerrar de ojos, Portugal le ha comido la tostada a todo Dios.
No sólo se ha convertido en una potencia surfera donde han surgido competidores al máximo nivel, si no que también ha catapultado su turismo de surf y ha sabido captar la atención de todos (gracias a Nazaré, básicamente) ganándose la etiqueta de costa más privilegiada y polivalente del viejo continiente.
En definitiva… Points, reefs, slabs, beachbreaks con infinitas orientaciones… Precios asumibles, ciudad de moda, clima cojonudo y ahora, una oficina de la WSL. El sueño de todo nómada digital. ¿Quién no querría trabajar allí?
¡Oh la la! ¡Portugal lo tiene todo!