Por ejemplo, alguno dirá que un Cloudbreak de 12 pies es perfecto y, sin embargo, la mayoría seríamos incapaces de hacernos esos barrels y preferiríamos un fondo menos cortante. Es más, muchos incluso no llegarían ni a entrar en esas condiciones. Entonces, ¿cómo iba a ser perfecta una ola de la que ni siquiera puedes disfrutar?
¡J-Bay sí que es perfecta! …Siempre y cuando logres olvidarte del fantasma de ciertas aletas o no se te venga a la cabeza el mítico momento en que el propio Fanning fue atacado por un tiburón. Piénsalo detenidamente, ¿acaso puedes denominar como perfecta una ola en la que puedes llegar a temer por tu vida?
Para otros Pipe es lo más, pero seguro que aceptarían de buena gana que hubiese menos gente en un pico tan concentrado o menos riesgo de abrirse la cabeza contra un fondo especialmente diseñado para herir. Esas cosas, son totalmente características de Pipe y es imposible pensar en un día clásico sin que masificación, localismo y peligro entren en juego.
Trestless, por ejemplo, es mucho más suavecita y maniobrable. Pero habrá quien eche en falta una primera sección más hueca ya que eso de encontrar un buen barrel en la joya Californiana…. Chungo. Resulta más fácil hacerlo en Thurso, sin embargo, ¿¡quién no echa de menos 4 ó 5 grados más de temperatura en sus aguas!?
Incluso en olas artificiales no llega a haber consenso, pues mientras unos añoran una sección voladora mejor definida al final de la perfección robótica de ‘El Rancho’ de Kelly, los que se deciden por Waco acaban echando en falta un pelín más de recorrido o algún barrel.
Y las discrepancias no sólo afloran a la hora de conseguir un consenso colectivo. Incluso nosotros mismos, en nuestro fuero interno, encontramos dificultades en determinar nuestro propio baremo de perfección.
Si te vas a Lakey Peak, probablemente preferirías que no fuese tan seca o el sol no quemase tanto o incluso la ola molaría infinitamente más si estuviera más cerca de tu casa, para poder disfrutarla con tus colegas.
¡Ay, tu casa! Un lugar al que no atribuirías olas perfectas pero cuya sensación única añoras cada vez que te pasas fuera una temporada larga. ¿Acaso Lakey Peak no sería aún más perfecta si fuese acompañada de la sensación que te invade cuando entras en tu playa?
Puerto, Francia, Supertubos… Como postal no tienen precio, pero dado lo caprichoso de sus fondos, mareas e incluso cerrotes, ¿te has parado a pensar cuántas bombas de las buenas podrían cuadrarte en un baño? Seguro que si lo pensases bien ya no serían tan perfectas como puedan parecer a priori.
En fin, busques donde busques cualquier ola es mejorable en cierto modo, así que la única respuesta posible ante el dilema de la perfección parece ser que no es lo que tenemos delante sino la idea de lo que llegaremos a tener.
El ideal de lo que está por llegar nos mantiene ilusionados, motivados, soñando… Va a ser perfecto tu próximo viaje, al que le tienes unas ganas de muerte. O, mejor aún, va a ser perfecto tu próximo baño tras dos meses confinado. Nah, lo que va a ser ‘perfect’ es la sesión del domingo, que dan sures flojos y has quedado con un colega al que hace tiempo que no ves para pegaros un madrugón e ir a primera hora.
Dejémonos de hostias. Las olas no son perfectas porque son sólo un accidente imprevisible en mitad de una superficie líquida. Sin embargo, su ideal –al margen de lo que acaban siendo realmente- nos hace soñar de tal modo que le da sentido a nuestra vida, logrando abstraernos de problemas y tristeza.
Eso sí que es perfecto.