Según parece todo salió a pedir de boca para el equipo allí desplazado. Teahupoo amanecía despejado, sin viento y con un mar que iba subiendo progresivamente. Se comenta que la noticia de que la ola se iba a cerrar sólo para el equipo de grabación, no era más que un pequeño bulo que se montó para evitar que gente de fuera se acercara hasta Tahiti a la vista del swell. Los bodyboarders locales y el equipo de Hollywood convivieron amigablemente, y como decíamos, sólo los hermanos Drollet fueron los únicos surferos ajenos a la superproducción.
El único susto del día se lo llevó, como no, Laurie Towner, que una vez más tuvo que pasar por enfermería para que le dieran unos puntos, aunque no fue nada grave.