Nada de eso. Si hay algo que G-Land nos ha dado en qué pensar es acerca de las expectativas, esas crueles, despiadadas y, a menudo, mentirosas percepciones que alteran por completo –y de antemano- la verdadera experiencia de nuestra realidad.
Y es que todos nos esperábamos un campeonato épico, repleto de grandes momentos y rebosante de puntuaciones sobresalientes a base de tubos de ensueño, como en el pasado o como en el surf trip de nuestras vidas. Al fin y al cabo, es Indo, ¿verdad?
Pues bien, una vez más… El terrible bajón fruto de las malditas expectativas.
Y es que éstas eran muy altas a causa de todos los vídeos, fotos, posts… Y de todos los momentos icónicos con que se nos fue bombardeando antes del campeonato. Por eso sus condiciones nos supieron a poco y el hecho de que la mayor parte del ‘contest’ transcurriese entre mangas lentas con puntuaciones bajas han hecho de él una especie de fiasco con la atención focalizada en ‘el robo de Jack Robo’.
Si estas condiciones hubiesen tenido lugar en Brasil o Francia, tal vez estaríamos manteniendo otro diálogo muy diferente. Uno del tipo ‘quién pillase ese fondito’. Pero no, las expectativas dictan que Indo son tubazos interminables, cavernosos y verdes, y si no tenemos eso, no vale. Como el niño que se enfurruña en navidad porque no ha recibido el juguete que había pedido.
Y este es el origen de muchas de nuestras decepciones, como fans de la WSL o como surfistas que, previamente programados con el ideal de un lugar, no nos resignamos, una vez en él, a percibir la ‘triste’ realidad que éste ofrece en su faceta más mundana.
Por eso no es lo mismo quedar en blanco en mitad de un examen que has preparado a conciencia, fallar un floater que has ensayado millones de veces frente a un aéreo que solamente has intentado unas pocas o incluso una semana de lluvia en mitad del verano, cuando se supone que debería hacer bueno: ¡las p*tas expectativas!
No obstante, que no os pueda el bajón de un G-Land a medio gas. Ahora le toca el turno a El Salvador y, luego, tras Brasil, a J-Bay. ¡Ya veréis que derechones de dos metrazos!