Cuando hablamos de acudir a determinados países a surfear olvidamos muchas veces a dónde vamos. En muchos lugares que frecuentamos como surfistas, los derechos humanos son pisados a cada minuto. Podemos pensar en mil países, de hecho puedes informarte aquí de cómo y cuánto se producen esos casos en los distintos países: https://www.hrw.org/es
Este año a raíz del trágico asesinato de Diego Bello (puedes ayudar aquí: https://www.change.org/p/el-joven-diego-bello-lafuente-tiroteado-a-manos-de-la-polic%C3%ADa-en-la-isla-filipina-de-siargao) mucha gente se ha movilizado para eliminar Filipinas como un destino al que ir. ¿Por qué no hacer lo mismo en determinados lugares?.
A diferencia de lo que ocurre en temas ambientales, donde los surfistas nos movilizamos casi siempre con bastante éxito, nadie hace una campaña en temas sociales. Por ello, antes de ir a esos países deberíamos pensar si lo adecuado es ir o no.
Mientras tú estás cogiendo unas olas épicas, en otro lugar del mismo país hay personas que pueden estar sufriendo. Por otro lado, es cierto que mientras estás en el país tienes la oportunidad de cambiar la mentalidad de la gente por medio del surf, ayudar a personas que podrían acabar en el narcotráfico o en otras actividades delictivas, pero que encuentran una salida a esa vida. El surf puede ser una palanca de cambio muy grande, que ayude a muchísima gente(https://www.waves-for-change.org/). Es cierto también que si no fuéramos a dichos países, esa oportunidad para mucha gente desaparecería, no existiría.
Con nuestros viajes no sólo creamos cultura y fraternidad, generamos riqueza en los lugares que visitamos. No es una casualidad que Puerto Escondido se haya convertido en una de las zonas más ricas y seguras de todo México.
Sin embargo, esta riqueza tanto cultural como monetaria es un arma de doble filo. De todos es sabido que en lugares donde imperan las mafias puede acabar todo en manos de las mismas personas y si no nos gusta que eso pase en nuestro país, ¿por qué apoyarlo en otro?
Como colectivo hemos demostrado que la unión hace la fuerza, cada vez tenemos más impacto dentro de la sociedad, ya sea para bien o para mal. Tenemos la capacidad de cambiar la mentalidad de mucha gente, de presionar a gobiernos y administraciones para que se tomen las decisiones adecuadas. Sin embargo, no debemos quedarnos en nuestra playa o nuestra comunidad, porque cuando salimos de la misma tenemos un impacto sobre el lugar donde nos encontramos.
Decidamos ir o no a determinados destinos “conflictivos”, deberíamos tener en la cabeza la importancia de nuestros actos, las consecuencias que podemos generar en los países que visitamos. Puede que hacer una campaña de anti-turismo a determinados países hasta que no cambien conductas dentro del mismo funcione, pero como no hemos llegado a ese punto de momento, antes de visitar un país piénsalo dos veces y sobretodo cuando estés ahí trátalo como si fuera el tuyo propio.