El caso es que, en un momento dado, Jamie le salta una ola a un local en su mismísima cara, el cual comienza a dar voces hasta que el señor O’Brien se da la vuelta y, GO-PRO en boca, le enfoca. Éste, al reconocerle, cambia su gesto por completo, pasando de los gritos a los saludos y del gesto furioso a una amplia sonrisa sonrisa acompañada de ‘shakas’.
Pues bien, el hecho en sí, que puede parecer tonto e intrascendente, nos ha planteado un montón de preguntas. ¿Acaso los ‘followers’ amansan a las fieras y justifican saltadas? ¿Es que el ‘trending topic’ concede vía libre para comportarse irrespestuosamente en cualquier ‘spot’, sin que dicho comportamiento pase factura? ¿Y si llega a ser al contrario, que el local de Malibú saltase a Jamie en Pipe, cámara en boca? ¿Por qué modo en que afrontamos una misma situación ha de ser tan diferente según si el ‘malo’ es ‘famosete’?
No nos parece de recibo saltar olas. Punto uno.
No nos parece de recibo ampararse en el nivel de uno a la hora dejustificar una mala actitud en el agua. Punto dos. Eso de pasar por alto la mala educación de alguien porque ‘es pro’ no casa con la ética que debería servir de parámetro a la hora de mantener el buen orden en el agua, hablemos de Malibú, Pipe o La Zurriola.
Si el ‘pro level’ no debería servir de justificación, mucho menos aún los ‘clicks’ o lo viral del contenido que uno está generando(punto tres). Pues si al menos un nivel muy superior sí puede conceder cierta preferencia en olas ‘heavys’, donde existe una selección natural, la influencia ‘youtubesca’ no va necesariamente ligada a una elevada calidad del contenido sino, más bien, al vaivén de los gustos de una audiencia (o un título clave o una imagen de portada oportuna…) que cambian como el viento.
Si comenzásemos a pasar por alto comportamientos bochronosos amparándonos en los números, ¿qué ocurriría entonces con los ‘pefirles bajos’? Es decir, con toda esa gente que sólo tratar de ir a lo suyo, coger unas olas sin hacer ‘ruido’, pasar desapercibido, huir de la marabunta… ¿Acaso estos ‘parias’ de la buena actitud serían castigados al tener que tolerar y perdonar comportamientos incorrectos y amparados en las cifras, los rankings o el performance?
Deberíamos ser inmisericordes y no justificar nada por nada. O, al menos, deberíamos premiar o castigar lo que esté inequívocamente bien o mal, según el caso, al margen de rostros famosos o legiones de ‘followers’. De este modo, tal vez volveríamos a instaurar el buen gusto en el agua, el respeto y un tipo de tranquilidad que sólo el mar es capaz de premiar al enviarte una ola a ti, justo al sitio en el que estás esperando, en lugar de ver cómo todo se va convirtiendo en un nido de hienas que pelean entre sí y de forma ‘sucia’ porque parece que ya todo vale y el fin (click – like…) justifica los medios (saltar – culebrear…).
El buen gusto y la educación, al igual que un guantazo, es puro lenguaje universal. Lo que sucede es que los primeros contribuyen a generar un lenguaje mucho más refinado y constructivo, mientras que este último no es ni aconsejable ni plausible, aunque suene como un aplauso …Precisamente lo que algunos buscan desesperadamente.
2 comentarios
Para mí ser tanto local, pro o famoso no te da derecho a perder el respeto hacia lo demás, y mucho menos llegar a las manos! Creo que los Pros deberían de ser más humildes ya que la mitad de sus vidas la pasan pillando olas que muchos surferos de apie solo pillamos o bien en un viaje cada 3 años o cuando Landas se alinea y tú estás en el punto clave. Por otro lado ser local tampoco te debería de dar acreditaciones free para que puedas hacer lo que te plazca, ya que todos somos locales de alguna playa y por esa regla de tres, el surf apestaria más de lo que apesta en estos momentos. Asique bajo mi punto de vista, surfea, disfruta y si puedes hazte amigo de los locales y los pros jejeje! Saludos!
Lo que me parece preocupante es lo aceptado que tenemos estos comportamientos en la cultura del surf – no hay excusa válida. Solamente el hecho de que sea un tema tan hablado y constante me parece síntoma de que hemos perdido de vista la idea fundamental: deberíamos tratar a los demás con respeto – con el mismo que esperas recibir. El hecho de que cambies al medio marino no debería justificar que cambies tu escala de valores, y ni que el entorno social lo acepte. A veces me imagino a locales agresivos apartando a los visitantes en la cola del pan porque “ellos antes no tenían que esperar su turno”.
Entiendo que es una putada que la popularización del surf esté llevando a la saturación de los picos, y que tu playa vacía ahora es compartida – bueno, es el mundo en que vivimos y el cambio ocurre. También es lo que te ofrece, local, la oportunidad de encontrar y surfear destinos que nunca habrías ni imaginado.
Al final, la agresividad de un local no es más que su resentimiento y frustración por algo que escapa a su control – o por algo desagradable de su vida, yo que sé – que por algún motivo se concede manifestar violentamente una vez mete una píe en el agua. Ese motivo es nuestra cultura del surf, que está contaminada.
Un local, debería ser guardián de su playa y del mantenimiento de un orden justo en el pico, no un humano territorial y frustrado que da salida a la rabia que contiene haciendo la cola del pan.