El cierre de la última fábrica de foam en España: una paradoja en la industria del surf
Santander, 12 de marzo de 2025.
Carlos Serrano / @charlyserra
“Huracán Surf”, conocida fábrica de foams de España asentada en Torrelavega, Cantabria, cerrará sus puertas este mes de marzo debido a las dificultades de competir en el mercado con la oferta de foam extranjero proveniente de lugares como Brasil, Sudáfrica, México y Australia. La situación de Huracán Surf resume los contrasentidos presentes en la industria del surf y el daño que la globalización puede causar a las medianas empresas que intentan ofrecer un producto local y familiar en la jungla de un libre mercado donde sólo las grandes fieras logran sobrevivir.
El final de Huracán Surf nos muestra varias paradojas que invitan a la reflexión. El medioambiente y la sostenibilidad encabezan costosas campañas de publicidad y post en redes sociales; pero, mientras tanto, las mismas marcas de tablas que se llenan los carrillos con la palabra “sostenible” no tienen reparos en ahorrarse un puñado de euros importando sus foams desde las mismísimas Antípodas.
Hemos hablado de la situación con Javier Van Praag, dueño de Huracán Surf, y estas son sus palabras acerca del futuro de la última fábrica de foam de España.
La última fábrica de España que fabrica foam de poliuretano para hacer tablas de surf está cerrando. Con ella, desaparece no solo un negocio, sino también una oportunidad para la industria del surf de apostar por un modelo más sostenible y coherente con sus propios valores.
El foam o espuma de poliuretano es la base de cualquier tabla de surf. Sin embargo, los fabricantes de tablas en España y Europa prefieren importar este material desde lugares tan lejanos como Sudáfrica, México, California, Brasil o Australia, en lugar de optar por una alternativa local de igual o incluso mejor calidad.
Esta decisión tiene consecuencias graves. En el plano económico, implica una fuga de capital constante y una mayor dependencia de proveedores externos. En el ambiental, el impacto es aún más evidente: el foam es un material voluminoso y su transporte supone, en gran medida, trasladar aire. La huella de carbono asociada a su importación es enorme y difícil de justificar en un momento en el que la sostenibilidad es un pilar fundamental en todas las industrias.
Pero más allá de estos factores, hay una contradicción evidente. Los fabricantes de tablas de surf insisten en que los surfistas deben comprar productos locales, pero ellos mismos recurren a materia prima importada. ¿No sería más lógico y coherente que apostaran también por proveedores locales?
Para revertir esta situación, también es fundamental que las distintas regiones superen sus rivalidades locales y dejen de lado las barreras culturales que históricamente han fragmentado la industria. Si queremos que España o Europa tenga una empresa líder en la producción de foam, debemos sacudirnos cualquier complejo y ponernos manos a la obra. La calidad y el talento existen, pero hace falta una visión común que trascienda intereses individuales y construya un proyecto sólido y competitivo a nivel global.
El cierre de la última fábrica de foam en España debería ser una llamada de atención para toda la comunidad surfera. Si queremos una industria fuerte, sostenible y alineada con los valores que el surf representa, debemos empezar por exigir un compromiso real a quienes fabrican nuestras tablas.
Desde aquí, hacemos un llamado a los surfistas para que pregunten en su tienda, a su shaper o a su marca de confianza: ¿De dónde viene el foam con el que fabrican sus tablas? La respuesta a esta pregunta puede marcar la diferencia entre una industria que se sostiene a sí misma y una que sigue dependiendo de mercados lejanos a costa del planeta y de su propia viabilidad a largo plazo.
Es hora de actuar con determinación. Apoyar la industria local nos beneficia a todos.