La situación en ‘El Tour’ es la siguiente:
‘Veteranos’ como Kanoa, Kelly, Kolohe, Jordy… Y Steph Gilmore, Sally Fitz, Lakey Paterson y Courtney Conlogue están por debajo de la línea del corte (o en el limbo), mientras que ‘noveles’ como Joao Chianca, Rio Waida, Caitlin Simmers o Molly Picklum copan los puestos altos del ranking. ¿Viene a decirnos todo esto que se avecina un relevo en la hegemonía de las altas esferas del surf profesional?
Antes de seguir, convendría aclarar que si ponemos este tema sobre la mesa precisamente ahora es porque la ronda australiana, que se compone de dos eventos: Bells (4-14 abril) y Margaret River (20-30 abril), es probablemente la etapa más crucial del año para muchos ya que en ella se decide quién superará el famoso corte de temporada o, por el contrario, quien queda relegado a la ingrata masacre del QS.
Pues bien, volviendo al tema inicial, no estamos refiriéndonos a un relevo generacional motivado por la edad, ya que muchos de los aludidos son aún jóvenes y confiamos que tengan cuerda para rato. Si no, más bien, quizás a una especie de fatiga generalizada que se haya visto sobrepasada por la euforia y el entusiasmo de los que vienen, cuyo nivel y autoconfianza han resultado ser del todo implacables.
Convendría añadir que es cierto que todos los eventos que se han disputado hasta ahora han estado sujetos a unas condiciones muy cambiantes y relativamente pobres, en las el triunfo de una manga dependía en gran medida de una única ola buena (de ahí la diferencia de puntuaciones entre surfistas, algo que tiende a equipararse cuando las olas son buenas y entrar en series continuadas). Esto quizás haya favorecido a los ‘novatos’, que ven cómo la experiencia en spots más regulares y predecibles poco puede hacer ante el azar de unas olas caprichosas e impredecibles.
En ese sentido, la ronda australiana vuelve a jugar un papel esencial ya que, tanto Bells como Margaret, son dos points poderosos y mecánicos donde una selección acertada, sumado a una lectura de ola correcta, resultan ser la clave de toda victoria. Algo que a priori parece premiar la experiencia y la táctica en competición.
En fin… Se avecinan noticias, sorpresas, sonrisas y lágrimas. Y, sobre todo, el desenlace cortante que nos anunciará si efectivamente va a haber cambio de guardia o todo ha sido un mero simulacro.