– Buenas tardes Alex. Antes de nada, y para todos aquellos que no te conozcan, cuéntanos un poco sobre tí (quien eres, a que te dedicas, cual es tu pasión):
Soy surfista desde los 15 años tras empezar con el Bodyboard y conocer lo que era mi medicina hasta día de hoy, las olas. Tras estudiar Marketing y gestión comercial en ESIC,
viví en California un año donde me inspiré para crear Surf House Barcelona en 2013, un restaurante en la playa de Barcelona con un ambiente joven y muy fresco ofreciendo comida rápida pero de mucha calidad así como cócteles y todo tipo de oferta relacionada con la playa y el estilo de vida californiano. Ofrecemos actividades deportivas, viajes de surfing, proyecciones de películas o presentaciones/colaboraciones con marcas y hemos creado nuestra marca de ropa Surf House.
Desde que empecé mi faceta como empresario el surf ha seguido siendo mi principal pasión y no dejo de surfear siempre que puedo, ya sea en casa o viajando allá donde me sea posible.
Le estaré enormemente agradecido al surfing toda la vida ya que gracias a ello he crecido como persona y como empresario.
– A diferencia de muchos de nosotros, tú estás viviendo esta experiencia bajo el punto de vista de una gran ciudad conocida por su alto índice de turismo y paso constante de gente de infinidad de lugares. ¿Cómo lo estáis experimentando en Barcelona, Alex? ¿Crees que la situación es aún más difícil de controlar ahí precisamente a causa de estos factores?
Nadie en ningún momento imaginó que fuésemos a terminar como Wuhan. Venían turistas sin parar como siempre y todo pintaba perfecto de cara a esta primavera y verano.
En el momento que llegó a Italia y a los pocos días a España fue cuando empezamos a ver que iba a influir muchísimo para nosotros y todo aquel que en gran parte vive del turismo. Iniciamos todos los protocolos de higiene para proteger a nuestro personal y a los clientes.
El sábado 14, tras declararse el estado de alarma, cerramos el local, mientras la gente nos preguntaba si estábamos abierto y la playa estaba abarrotada. No dábamos crédito.
Con tanta gente extranjera en una ciudad donde ya se estaba propagando el virus de forma alarmante, yendo todavía a hoteles, parques y restaurantes ha ayudado a agravar la situación que estamos viviendo llegando a los 520 muertos diarios en el país.
– Por contra, el gran número de gente también puede facilitar el impulso de los comercios y negocios una vez transcurrida la cuarentena. ¿Crees que en ese aspecto Surfhouse y el resto de establecimientos de Barcelona, Madrid o Bilbao, pueden tener alguna ventaja con respecto a otros de la misma naturaleza en pueblitos más pequeños y, por tanto, menos transitados?
Que seamos una ciudad donde predomina el turismo puede ayudar a recuperarnos antes pero también puede ser una barrera. ¿Por qué? Yo creo que el turismo puede estar estancado y ser reacio (a corto plazo) a moverse/viajar a una zona donde ha pegado tan duro el COVID-19. Además, al mismo tiempo van/vamos a querer (o eso debería ser lo lógico) apoyar a la economía de sus /nuestros países.
Tenemos que considerar seriamente también que esta crisis afecta directamente al bolsillo de cada uno y las cosas van a cambiar, creo yo, mucho para todas las personas haciendo que gastemos menos y cuidemos más nuestra economía personal.
Pero si es cierto que a medio-largo plazo si nos veremos beneficiados por el turismo y nos recuperaremos antes que ciudades que carecen de ello. Pero repito, es mi humilde opinión.
– Cuéntanos un poco qué medidas habéis adoptado, qué protocolo habéis ido siguiendo a la hora de ejecutarlo y, sobre todo, qué planes tenéis como método de vuelta a la normalidad con el fin de que los perjuicios sean los menos posibles.
Cuando todavía estábamos operativos, tanto en el local de la playa como el nuevo en el centro de la ciudad, obligábamos de forma educada a todos los clientes que por favor se lavasen las manos con el gel de alcohol en el momento de entrar. Esta medida la verdad que gustaba mucho al cliente. Veían que nos tomábamos el tema en serio.
Separamos las mesas 1m entre ellas y en la mesa grande de grupos, dejábamos también un espacio prudente entre comensales.
Por descontado el personal del equipo Surf House tomaba todas las medidas de seguridad como no tener contacto directo con el cliente, desinfectar todo tras cada contacto de un cliente (datáfono, sillas, mesas) y lavarse las manos cada dos por tres. Estas medidas han ayudado a que, por suerte, ninguno de los 35 trabajadores que tenemos ahora haya contraído el virus.
Una vez cerrados, hicimos un ERTE. Los trabajadores se asustaron, como es normal pero poco a poco fueron entendiendo que era un procedimiento necesario y no tan dramático para ellos vista la gravedad de la situación. Toda medida adoptada por el Gobierno será bienvenida.
Otro tema son los alquileres. Aquí ya entra el trato que tenga cada uno con su arrendador y pueda llegar a un acuerdo para pagar menos o nada por el alquiler en estos meses de inactividad. Nosotros estamos todavía negociando con algunos de ellos. Veremos como termina la cosa.
En cuanto volvamos, como la recuperación será lenta, haremos llamamiento de los trabajadores de forma progresiva según la demanda.
Animaremos a nuestros clientes y seguidores a visitarnos a Surf House, que como siempre repartiremos sonrisas, buen rollo y productos deliciosos de primera calidad.
Ah, y como ya hará calorcito, tendremos ya disponibles las tablas de Paddle Surf para que, de forma gratuita todo aquel que venga a vernos se pueda ir a dar una vuelta por el mar que tanto habremos echado de menos.
– Eres uno de los grandes nombres del surf catalán y suponemos que tendrás grandes contactos entre marcas, ‘repres’ y tiendas. ¿Se respira miedo en el mundillo del surf catalán por parte de los profesionales ante un posible crack?
He hablado con algunos amigos/conocidos del mundo que como bien dices son “repres” o tienen tiendas y la verdad que pinta mal. Sé de alguna marca grande que ha aplicado también un ERTE en algunas de sus tiendas y si esto no mejora muchas otras también van a tener que hacerlo.
Al final la economía de un país es un motor muy grande que a la que una pieza falla, todo el motor acaba viéndose perjudicado si no se pone remedio rápidamente. Y ahí estamos.
Ante esta situación que va más allá, donde no podemos salir de casa y solo se puede ir a comprar al supermercado, cualquier negocio se va a ver afectado.
Esperemos que dure poco para no llegar al ‘crack’ y que el Estado otorgue todas las ayudas posibles para que las pequeñas y medianas empresas no se hundan y salgan adelante tanto ellas como todos los trabajadores del país.
– Como surfista, ¿sientes aún mayor inseguridad dado que tu playa se encuentra en un entorno totalmente urbano y sujeto ‘al caos’, frente a alguien de otra provincia más rural o inhóspita?
No como surfista, si no como ciudadano. Claramente al vivir en una ciudad mucho más densa que un pueblo como podría ser Zarautz, las probabilidades de contagio son más elevadas también porque hay más circulación de gente de otros pueblos colindantes que vienen y se van diariamente.
Como surfista no me preocupa tanto ya que en el agua rara vez estamos muy cerca unos de los otros y las probabilidades de contagio serían mucho menores que en un gimnasio o estando en una cafetería tomando algo.
Practicar un deporte al aire libre donde hay poco contacto entre personas ayuda mucho a seguir practicándolo y salir del miedo de ser contagiado por otras personas.
Desde luego que han cambiado los tiempos y también habrá un antes y un después en el mundo del surf tras esta pandemia del COVID-19.