El circuito mundial de longboard WSL daba comienzo esta semana con la prueba de Noosa en Australia. A diferencia del año pasado, este año habrá pruebas casi todos los meses, 9 en total en el calendario. Por desgracia este 2020 no tendremos prueba en Galicia. Este es el segundo año con Devon Howard como comisario de un circuito nada fácil de gestionar dada la variedad de estilos y configuraciones diferentes que un longboard puede tener.
Dada la trayectoria de Howard, sus gustos y sobre todo viendo la experiencia de 2019 con Justin Quintal como ganador, este año gente que antes parecía impensable se presentaran en una prueba de la WSL, se ha animado a presentarse en Noosa y probar suerte. Tal es el caso de Joel Tudor, un surfista que todos sabemos es un talibán del longboard clásico y todo lo que conlleva (singlefin y sin invento). Tudor sólo justifica ciertas decisiones en condiciones de olas hawaianas.
No han sido pocas las polémicas entre el californiano y la WSL, el año pasado sin ir más lejos, cuando ridiculizaba a través de Instagram al francés Edouard Delpero por perder en Pantín su manga con su invento y sus 3 quillas.
El caso es que Tudor este año se ha presentado en Noosa y ha ganado. Esta victoria tiene un valor simbólico muy grande. ¿Qué significa esto? Obviamente que sigue siendo el dios del longboard clásico, pero quizás también signifique un cambio de criterio definitivo en la WSL. ¿Adiós a los snaps, reentrys y demás virguerias sobre un lonboard?
Un comentario
en mi opinion ,un paso atras como los cangrejos ,el longboard progresivo es una evolucion de tradicional y sin esa evolucion morirá ,o volvemos a ver a shaum thomson competir con un single en una manga con medina 🙂 un saludo