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5 minutos con Iñigo Urdinaga

Un surfista en busca del paraíso engloba muchas reflexiones que Iñigo Urdinaga ha ido recopilando durante sus viajes y multiples experiencias. ¿Estamos cada vez más cerca del paraíso o no dejamos de alejarnos de el?

¡Buenas Iñigo! Es un placer enorme tenerte por aquí. De todas las cosas que nos unen, la primera de todas es el surf, así que cuéntanos un poco como fueron tus inicios en esto de las olas y de qué modo ha ido evolucionando esa pasión hasta hoy.

Mi padre me enseñó a disfrutar con la “aspirina”, una especie de skimboardredondo con el que nos deslizábamos por la orilla. También tuve champero, una pequeña tabla de contrachapa para coger olas tumbado. Empecé a surfear con diez años, en 1985, cuando en mi pueblo apenas había una docena de tablas. Y con la edad, el surf se ha ido volviendo todavía más central en mi vida.

 

Imaginamos que la atmósfera que transmitía Orio y la costa de aquel entonces, hace más de treinta años, habrá cambiado un montón con respecto a lo que podemos encontrar en la actualidad. ¿Cómo recuerdas la ‘escena surf’ de aquellos primeros años y, sobre todo, en qué medida su evolución ha repercutido en los lugares que sueles frecuentar?

El surf era visto como un simple hobby de pijos o de hippies porretas, pero para mí supuso descubrir un submundo fascinante, con sus normas, héroes, secretos, etc. Éramos pocos, incluso conocíamos a todos los surfers de los pueblos colindantes por lo menos de vista. En Zarautz y San Sebastián la comercialización y masificación del surf ha sido desmedida, y ya puede estar medio bueno que ni se me ocurre ir allí a pillar olas.

 

Muchos años en el agua y, por tanto, muchas experiencias. Esto nos lleva de cabeza al siguiente gran tema: ‘un surfista en busca del paraíso’. ¿Cómo surge la idea del libro y cómo has vivido su proceso de creación?

Leo mucho y a veces escribo. Tenía diarios surferos de adolescencia y de mis viajes, veía cosas en el actual mundo del surfing que muchos critican en privado pero que apenas se mencionan en público… De la mezcla de todo eso, el texto fue tomando lógica propia. Fue un parto difícil, porque quería tocar muchos temas y acabé estructurándolo en fragmentos breves que se van entrelazando, para que el libro entrara fácil.

 

Aunque el surf sea su médula espinal, ¿qué otras ideas subyacen bajo la historia? ¿Crees que alguien completamente ajeno a nuestro mundillo podría disfrutarlo del mismo modo? Es más, ¿qué lecciones crees que se pueden extraer de esta lectura?

 Entiendo que es un libro agradable e interesante también para los no surfers. En euskera lo ha leído mucha gente no surfera y me han hecho valoraciones muy positivas. Es que el surf sirve para reflexionar sobre muchas cosas: las decisiones en la vida, el dinero, el hedonismo, los viajes, la dirección que lleva la sociedad, la búsqueda del equilibrio, la gestión de los recursos naturales limitados…

 

Otra cosa que nos ha llamado mucho la atención es la cubierta. ¡Se nota que le has puesto ganas a cada detalle! ¿Qué hay tras ese diseño tan bonito?

 Todo el mérito es de Estudio Primo. Me gusta mucho el estilo de Jorge Elósegui, fresco, modernillo, pero con sabor y personalidad. Entendió muy bien lo que buscaba y, además, es un placer trabajar con él.

 

‘Paraíso’ es un concepto totalmente ambiguo ya que muy probablemente haya tantos ideales de paraíso como personas en el mundo. Si la ola perfecta que tenemos en mente cambia de una persona a otra, el paraíso, asociado al bien, al disfrute, a la perfección… Ha de ser, en consecuencia, una idea absolutamente personal.

¿Cómo es el paraíso de Iñigo Urdinaga? ¿Crees que puede haber algún tipo de acuerdo general ante la cuestión de qué es un paraíso?

 El paraíso es un absoluto, ¿no? Un estado de éxtasis total, que saboreamos muy pocas veces y al que anhelamos volver cuantas más veces sea posible. Creo que estaremos todos de acuerdo si digo que para catar el paraíso no debemos tener preocupaciones, ni tensiones, ni actitudes competitivas. Para mí, hay que añadir a eso olas tubulares, quizá también algún amigo, sol… 😉

 

Otro aspecto que nos llama mucho la atención es que somos muchos los que, cuando no hay olas, no sabemos qué hacer. En ocasiones nos aconsejan que nos busquemos ‘otro deporte’. Sin embargo, esas personas ignoran que para nosotros el surf trasciende dicha etiqueta.

¿Hasta qué punto las olas son capaces de calar y dictar la vida de una persona? ¿Consideras que deja de ser sano cuando esa adicción sobrepasa ciertos límites?

 Como surfista, me siento un privilegiado por saber qué es lo que más me gusta en la vida. Y considero que somos “poderosos” porque podemos sentir placer y hasta felicidad con solo coger unas olas. Pero al mismo tiempo, soy consciente de mi dependencia absoluta a las olas y de cuánto limita eso mi vida… Aparte las frustraciones más o menos frecuentes que nos trae el surf… Pero la mar es en sí de lo más sano que hay, ¿no?

 

Cada vez más gente en el agua, contaminación, incertidumbre a nivel global, un consumismo casi irracional… ¿Hemos echado a perder irremediablemente nuestro paraíso? ¿Hay alguna manera de rescatarlo?

 No creo en eso de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Mi libro no cae en esa nostalgia facilona. Hay que seguir siendo feliz buscando el paraíso. La masificación, la crisis climática, etc. nos están pidiendo responsabilidad. Y no basta con mejorar la actitud y los comportamientos de cada uno, necesitamos también medidas colectivas. Incluso en el surf… El paraíso hay que defenderlo, hay que buscarlo, hay que construirlo.

 

Volviendo del ideal a la práctica… ¡Nos gustaría que nos hablases acerca del proceso de la escritura! Nos imaginamos al autor volviéndose loco a la hora de avanzar y no centrarse en corregir o tachar todo el rato. En saber cuándo ha de poner fin a la obra y dar el proyecto por terminado… En definitiva, cosas a las que alguien sólo se enfrenta cuando ha comenzado a construir la obra.

 Yo quería que el libro fuera como una ola, que llevara al lector arriba y abajo, con fluidez y disfrutando como si fuera en una ola. Eso exige economizar el lenguaje, escribir con algo de estilo, ir aportando encanto… Y corregir y reescribir, y seguir corrigiendo…

 

En relación a este punto, ¿el libro del que hoy nos estás hablando era similar al libro que tenías en mente antes de ponerte a escribir? ¿En qué medida la historia o su estructura han ido variando según la ibas escribiendo?

 Ahí están todas las cosas importantes que quería decir o insinuar, pero creo que algunos temas requerirían tratarlos más explícitamente, más en profundidad; pero como no quería que el libro fuera un tocho…

 

Una paradoja bien grande: ¿te dejaba tiempo para surfear esta pedazo de tarea? Jajajaja. Es más, ¿cómo compaginas el surf con el resto de tus dedicaciones? ¿Has logrado seguir siendo de los que no perdonan un bañito diario?

 No soy de los que piensan que “el peor baño es el que no te das”. Si no hay olas, remo con el stand up, leo, me voy al monte o charlo con amigos. Pero si hay olas, retraso trabajos o lo que sea para poder estar en el agua, es uno de los pocos privilegios que tenemos los que trabajamos por nuestra cuenta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bueno Iñigo, acabamos del mismo modo en el que empezamos: ha sido un auténtico placer.

Te deseamos mucha suerte con éste y con el resto de tus proyectos. Y, sobre todo, deseamos tenerte pronto por aquí.

 

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