Fotografía de Philip Toft
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¿Cómo te iniciaste en el surf?
Lo cierto es que sucedió de forma muy casual. Me subí a una tabla por primera vez en un cursillo de verano en la playa de Patos, en Galicia, donde solía ir de niña a veranerar con mi familia. No fue una experiencia muy buena. Me acuerdo de que tenía pánico a las olas y solo lo intenté medio obligada por mi ama. Lo retomé tras unos años en la escuela Peña Txuri de Sopelana, apuntándome a unas clases de Aritza Saratxaga. Tendría yo unos 12 años y no sé ni por qué me dio otra vez por el surf, pero esta vez lo disfruté muchísimo. Hasta los 16 estuve entrenando con Aritza, practicando con tablas de distintos tamaños en función de cómo estuviera el mar cada día. Así, poco a poco, comencé a entrar al agua por mi cuenta y a entrenar sola en la playa de Plentzia, al lado de casa.
¿Por qué escogiste practicar longboard? ¿En qué se diferencia del surf de tabla corta?
Porque me di cuenta de que lo disfrutaba más. Con tabla corta hay un nivel de exigencia muy alto, y en ocasiones, es difícil escapar de la frustración. Había días muy buenos, pero también días muy malos, en los que salía del agua con malas sensaciones. Sin embargo, surfeando con tablón me sentía feliz casi siempre, así que le fui dedicando más tiempo a esta disciplina y la practico de forma exclusiva desde los 19.
Es casi un deporte aparte. A menudo cogemos olas más pequeñas, lentas y suaves, y se valora mucho ser elegante surfeando, en vez de hacer tantos giros radicales o buscar olas gigantescas con tubos espectaculares. Además, las figuras son muy importantes y hay competiciones dedicadas especialmente a ellas. Por supuesto, hay surfers que simplemente tienen un tablón en su quiver, pero creo que cada vez hay más gente que se dedica solamente al longboard. Este último verano, las playas de Euskadi estaban llenas de gente practicando surf con tablón.
¿Cuál es el estado actual de la competición en esta disciplina?
En España estamos en mitad de un período de transición. Hay dos modalidades principales de surf con tablón:el longboard clásico —a lo que tiramos casi todos y que fomenta mucho la Federación— y el performance. Para la primera modalidad, usamos tablas de 9’6”, con cantos altos (50/50), una sola quilla y sin invento, y cogemos con ellas olas más pequeñas. Para performance necesitas tablas con 3 quillas y algo más finas, que te permitan llevar a cabo giros más llamativos y movimientos algo más arriesgados.
Durante muchos años, en España se ha estado apostando mucho más por la modalidad de performance, al revés que en muchos otros países. Sin embargo, en los últimos años, la Federación Española de Surf se unido a esa corriente que prioriza el longboard clásico. Esto nos ha pillado algo atrasados, por lo que aún no destacamos demasiado a nivel mundial, pero ya contamos con surfers muy buenos, como Jon Garmendia y José Luis Berasaluce, que están triunfando en competiciones internacionales.
¿Hay vida más allá de los circuitos oficiales?
Muchísima. Algo característico de esta disciplina es que se organizan muchos festivales privados de 3 o 4 días que funcionan con invitaciones. A menudo son más populares que el circuito, sobre todo en el mundo del longboard clásico. Te suelen pedir que entres sin invento; se cuida mucho el aspecto estético y ser elegante es importantísimo.
Para surfear sin invento sin tragar demasiada agua, tienes que entrenar mucho y tener más cuidado con todo. Yo practico en días con poco mar y sin gente en la playa, para evitar sustos. Debo admitir que, a pesar de que caminar sobre la tabla es más fácil sin invento, en algún festival he rechazado hacerlo porque me siento más cómoda con él.
¿Veremos más surf femenino en los próximos años? ¿Has notado diferencias, en cuanto a patrocinadores u actividades de la Federación, con tus compañeros de las categorías masculinas?
Estoy segura de que sí, están saliendo muchas figuras femeninas de primera categoría en los últimos años. En el caso del tablón, en 2018 hubo por primera vez campeonato de España fememino, entré en la Selección ese mismo año y he de decir que la Federación se ha volcado mucho con nosotras. Aún queda mucho trabajo, pero la cosa está mejorando bastante en ese aspecto. En cuanto a espónsors, tampoco puedo quejarme. Ahora trabajo ahora con Garmendia Surfboards, Billabong, Macho Fins y Fuka Eri. Tanto ellos como otros espónsors que he tenido en el pasado me han tratado siempre genial, sin ninguna diferencia con los chicos.
¿Con qué tabla entras al agua últimamente?
Tengo dos tablas de Garmendia: una clásica de 9’6”, que es con la que más entro, y una 9’4” con los cantos rebajados para coger olas más huecas. Esta última se mostrado muy útil últimamente, porque con la grande me mataba cuando tenía que vérmelas con mareas bajas y olas más rapidas. Pronto voy a tener también una tabla de 9’8” para los dias de verano en los que casi no hay olas. Con una monstruosidad así puedes rascar alguna ola muy pequeña hasta en esos momentos en los que no entra nadie.
¿Cuál es tu ola favorita?
No soy muy viajera, al menos en lo que respecta al surf. Siempre entro en Plentzia, donde vivo, o en La Salvaje. Plentzia es perfecta para el tablón, porque la ola está casi siempre igual y te sueles encontrar con series muy largas. Además, al estar en casa, todos me respetan y siempre estoy a gusto. La Salvaje es una playa más abierta, así que suelo ir allí cuando Plentzia no rompe.
Y, por último, ¿nos confesarías tus planes para este año que acaba de comenzar?
Ando muy liada con mi doctorado en psicología, pero espero seguir compitiendo ahora que acabo de ganar de nuevo el campeonato de España. Lo cierto es que este último año se me ha hecho algo más duro y me he planteado parar. No obstante, estoy segura de que me acabaré picando y volveré a competir. Me gustaria seguir con la Selección, y también tengo el WSL en mente. Con la tesis, entrenar y demás, me cuesta sacar tiempo para todo, pero me encantaría continuar un poco más y estar en el mundial al menos una vez; debería haber tenido plaza en él los dos últimos años, ya que gané Salinas en 2019 y 2020, pero justamente esas ediciones se cancelaron por la pandemia. Creo que en 2022 podré desquitarme.