Se unen, así, ambos proyectos, que, según apuntó Acero, comparten sus valores principales: la sostenibilidad, el respeto y el cuidado del medio ambiente; la responsabilidad y participación social; la solidaridad; la práctica del deporte y la educación en valores a los más pequeños.
De conseguir su propósito, Kepa Acero será el primer europeo que surfee una ola en el continente helado. En el año 2000, los Malloy se embarcaron en una expedición con el objetivo de surfear las olas antárticas, “pero llegaron en barco a motor. La nuestra es la primera a velero”, aclara Acero. No obstante, Kepa Acero no va buscando el rastro de otras expediciones, sino que “precisamente buscaré lugares nuevos, olas vírgenes donde nadie haya surfeado antes”. Kepa confesó no tener miedo, a pesar de las duras condiciones de este continente. “Aunque no sé exactamente lo que me voy a encontrar, porque es un lugar poco explorado, voy bastante preparado. Llevo un traje especial y estoy dispuesto a colaborar con todo el proyecto del Pakea Bizkaia, en la navegación y en lo que haga falta”, dijo.
El Pakea Bizkaia está a punto de entrar en la fase más determinante de su expedición: la navegación desde Ushuaia (zona más austral del continente americano) hasta la Península Antártica. La propia travesía –el paso por el Cabo de Hornos y el siempre difícil y peligroso Paso de Drake-, los icebergs flotando en las gélidas aguas y el riguroso clima de este continente sobre el que se encuentra el Polo Sur son los retos a los que se tendrán que enfrentar los ocho miembros de la tripulación del velero.
En las dos semanas que permanezcan en el continente helado, Kepa Acero buscará el momento y la ola adecuados para cumplir su objetivo. El surfista vasco conoce muy bien el proyecto Pakea Bizkaia. “He seguido a Unai durante toda su trayectoria y ha sido una inspiración para mis proyectos. También le conozco personalmente y, aparte de por lo fascinante que es ir a la Antártida, me hace una ilusión especial poder compartir esta experiencia con él”, afirma Acero.
Ésta es la cuarta ola dentro de su proyecto 5 Mares, cuyo espíritu es buscar y explorar olas vírgenes en cinco mares del planeta. Tras sus experiencias en Indonesia, Andamán (India) y Angola, ahora se enfrentará al difícil reto de surfear en la Antártida.
Kepa eligió esta ola porque “la Antártida es uno de los sitios más remotos del planeta, y, a pesar de que es difícil encontrar una ola buena, me motiva mucho llegar a un sitio tan inaccesible. Además, llevo muchos años intentando embarcar en el Pakea Bizkaia, y en esta ocasión han coincidido nuestros objetivos”.
Las temperaturas extremas y los fuertes vientos no pueden con su ilusión. “El agua está entre los 2 y 5 grados, pero llevaré un traje especial para bajas temperaturas con aislamiento de lana. En principio se puede aguantar hasta una hora y media en el agua pero en movimiento constante, porque si te paras un momento, corres el riesgo de quedarte helado”.
El Paso de Drake, “uno de los puntos más complicados de navegar del mundo”. El capitán del Pakea Bizkaia Unai Basurko enumera las dificultades de esta travesía, que durará unos cuatro o cinco días desde Ushuaia hasta que atraquen en la Península Antártica. “La rapidez con la que varía el pronóstico, los fuertes vientos que se dan en todas las latitudes, la presencia de hielo y la escasez de lugares apropiados que nos proporcionen un buen abrigo”, resume el patrón del velero.
Durante la travesía, deberán pasar por el paso de Drake, “uno de los puntos más complicados de navegar del mundo”, recuerda Basurko. “Los frentes y las borrascas se suceden cada poco tiempo, provocan vientos muy fuertes y las mares que rodean la Antártida crecen a cada milla”, explica.
Una vez lleguen a la Península Antártica, señala el capitán, “las condiciones suelen ser un poco más tranquilas que en las latitudes del Cabo de Hornos y el Estrecho de Drake, pero nos encontraremos con temperaturas frías, vientos impredecibles, y lo que siempre supone una dificultad extra: la presencia de hielos en forma de icebergs y pequeños gruñones flotando”. Estos gruñones se desprenden de los icebergs grandes y son más difíciles de detectar por medio del radar y por fotos del satélite. Aun así, contarán con la información de la Armada argentina y chilena para preverlos lo mejor posible. En cualquier caso, la medida de prevención es “reducir al máximo la velocidad y extremar la vigilancia en la proa del barco”.
Dentro del barco, para combatir el frío lo más importante, comenta Basurko, es vestir “ropa adecuada, llevar una alimentación con mucha legumbre, sopas, patatas.. y un sistema de guardias dinámico para evitar la exposición excesiva de los tripulantes”. Los avances tecnológicos y la ayuda de la Armada argentina ayudarán mucho a que la navegación sea lo más segura. “Contamos con partes meteorológicos actualizados cada 12 horas a través de la radio y el satélite. Además, me he reunido con la Armada argentina y con los capitanes del rompehielos Irizar para establecer conjuntamente un plan adecuado de navegación”. No obstante, Basurko advierte de que, “a pesar de los avances de los últimos tiempos, sigue siendo una zona inhóspita, dura y salvaje”.