En veranito nos apetece más surfear. Somos así. El surf en bañador o traje finito de manga corta es otro surf. Mola muchísimo más. El problema viene cuando eres del mediterráneo y tienes poco tiempo para irte lejos a surfear olas de calidad.
Viendo el parte de olas, parecía que el Mediterráneo se iba a mover un poco. Es jugársela mucho pero hay que arriesgar y confiar que en esta época también podemos encontrar bañitos decentes.
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Llamé a Tony Araya para ver si se apuntaba a una expedición fugaz por una islita la cual tenía muy buena pinta con esas condiciones.
Al día siguiente estábamos a las 6 de la mañana en el aeropuerto de Barcelona listos para coger un vuelo.
45 minutos de caminar y llegar a una playa solitaria con olas para nosotros solos.
Eran las 10 de la mañana (tras unos problemitas para alquilar el coche) y ya estábamos caminando entre matorrales y caminos perdidos a 30º en busca de una ola que tenía una pinta increíble.
La encontramos, pero estaba justo. Nos dimos un mini chapuzón para refrescarnos y coger pilas para la siguiente caminata a una ola en la que teníamos baño asegurado. O eso creíamos.
45 minutos de caminar y llegar a una playa solitaria con olas para nosotros solos. Algo un poco raro en verano. Pasamos ahí todo lo que nos quedó de día hasta no poder más. La vuelta iba a ser dura, pero con la sonrisa y la satisfacción que teníamos encima hicimos el camino encantados de la vida.
El día siguiente podía ser que quedase mar de fondo para una ola que con muy poquito mar es un caramelito. Pero lamentablemente aquí si se notó muchísimo que es verano y el mar había pasado de darnos olitas muy divertidas un día, a quedarse totalmente plato el siguiente.
Solución: Alquilar una barquita e ir a inspeccionar la isla, pero esa es otra historia.