La Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (ARN) reconoce también que la fuga no ha sido contenida, que se desconoce el punto exacto en el que se produjo y pidió a Tepco, que revise los otros 350 tanques iguales que el accidentado y construidos a toda prisa en los que se almacenan ingentes cantidades de agua muy contaminada.
Las inspecciones rutinarias no descubrieron el vertido hasta que los trabajadores se encontraron con los charcos de agua alrededor de uno de los recipientes cercanos al reactor número 4. Se trata de tanques construidos a toda prisa, poco robustos para almacenar el agua con la que se refrigeran los núcleos fundidos de los reactores.
Desde que ocurrió el tsunami hace 2 años hasta hoy, no ha habido ni un solo día en el que enormes cantidades de agua altamente radiactiva se mezclan en el océano Pacífico, donde las corrientes y los vientos han extendido esas aguas de forma imparable desde Japón hasta la costa oeste de América. Además, al menos 300 toneladas de agua contaminada se han filtrado al suelo, que más tarde se convertirán en aguas subterráneas y acabará llegando al mar tarde o temprano.
Esto ha contaminado a la vida marina, y por supuesto a la cadena alimenticia. El pescado que comemos o comeremos que haya sido afectado, hará que esas partículas radioctivas entren en nuestro organismo, con las consecuencias que ello acarrea. Sobra decir que los surferos que surfeen de forma continua en aguas del Pacífico se verán también afectados en mayor o menor medida.
La pregunta fundamental es si la amplia gama de productos industriales y componentes «Made in Japan»(alta tecnología, maquinaria, electrónica, automóviles, etc… ) están contaminados. Si este es el caso, todo el este y el sudeste de Asia se vería afectado, ya que depende en gran medida de componentes japoneses y la tecnología industrial. Los impactos potenciales sobre el comercio internacional serían muy graves. En este sentido, en enero, funcionarios rusos confiscaron automóviles japoneses irradiados y componentes en el puerto de Vladivostok (Federación Rusa). Ni que decir tiene, los incidentes de esta naturaleza en un entorno competitivo global, podrían conducir a la desaparición de la industria automotriz japonesa, que ya está en crisis.