«Por fin logré salir de la ciudad. Sólo el hecho de salir de Luanda es una misión. Hay un tráfico terrible, nada está señalado y tampoco quiere uno confundirse y meterse en el lugar equivocado. Los atracos a mano armada están al orden del día en esta cuidad. La mayoría de la gente es muy pobre, a pesar de ser un país muy rico… Una tierra de contrastes», comenta Kepa en su blog.
Kepa se unió a un surfero portugués para explorar durante 3 días una costa plagada de marcas de minas antipersona de un pasado no muy lejano. Un lugar donde dice, «hace unos años un blanco no podía pasar». Unas almejas crudas le pusieron enfermo y le hicieron volver a la capital para estar dos días en cama.
Por el camino vieron lugares con izquierdas de muchísimo potencial. En estos momentos tiene un coche nuevo y mañana saldrá solo rumbo al sur a buscar olas durante unos días. Tienda de campaña, saco, sartén, las cámaras, las tablas y la sonrisa incombustible.
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