Allí estaba Ibon Amatriain con su hijo Iker y algunos de sus alumnos, que tuvieron el valor de entrar y quedarse en el canal familiarizándose con la ola.
Iker en cambio ya lleva unos cuantos baños en la barra, y poco a poco va cogiendo la confianza que hace falta para coger olas en un lugar tan especial. En una de estas, el mayor de los hijos de Ibon, se cogió una desde el pico; una ola bastante grande, blanca, y en la que sin pensarlo se lanzó a un tubo que acabó cerrándole, pero que emocionó a toda la gente que le veía desde el canal, que gritaban excitados con la ola del chaval.
No pasará mucho tiempo para que veamos a los hermanos Amatriain haciéndose algunos de los mejores tubos en Mundaka, garantizado.