«Estoy casa, 24 horas después de permanecer en el Hospital de UCSD de San Diego en observación preventiva como resultado de la experiencia cercana al ahogamiento y por lesiones de un traumatismo fruto del impacto de una serie de cuatro olas muy grandes y una «comida» de 3 olas bajo el agua.
Cogí la segunda ola de una serie de cuatro, pero mí vi obligado a rectificar el take off (fue Garret McNamara quien iba en la misma ola que Greg). Después de soportar una violenta caída y estar mucho tiempo debajo del agua, apenas llegué a la superficie para coger aire, recibí el impacto total del labio de la tercera y más grande ola de la serie. Perdí todo el aire, casi perdí la conciencia en este momento y fui sometido a una fuerte paliza bajo el agua. Traté de nadar a la superficie, pero sólo pudo dar unas brazadas antes de que la siguiente ola me golpease de nuevo y me mandase para abajo una vez más. Cuando la turbulencia empezó a calmarse, agarré el invento y empecé a subir, con la esperanza de sacar la cabeza antes de desmayarme. Llegué hasta el tail de la tabla que todavía estaba algo sumergida, momento en el que perdí el conocimiento por baja saturación de CO2 y la falta de oxígeno.
Los jet-skis operados por D.K. Walsh, Jon Walla y Frank Quirarte me siguieron desde el wipeout inicial. Tras la cuarta y más pequeña ola, me encontraron rápidamente flotando boca abajo. D.K. abandonó su jet-ski, saltando al agua con el fin de levantar mi cabeza fuera de la superficie. Jon Walla llegó en su jet-ski y juntos me sacaron en la camilla de rescate. Comencé a recuperar la conciencia durante el viaje hacia el barco de apoyo. Entre varios me subieron a bordo en ese momento comencé a vomitar la pequeña cantidad de agua que había aspirado y una gran cantidad de sangre, que más tarde supe que era de una combinación del traumatismo del impacto y la ruptura de los capilares debido a la retención de aire. Estaba estabilizado a bordo del barco por los socorristas y paramédicos que formaban parte de nuestro equipo de seguridad, y un helicóptero de la guardia costera me evacuó a San Diego.
Haber sido entrenado para la retención de aire, me permitió no entrar en pánico o perder la confianza de que yo iba a sobrevivir a este incidente. Sin embargo, reconozco totalmente que excedí mis límites de resistencia, y que siempre habrán elementos de riesgo y peligro que están fuera de mi control cuando surfeamos olas de semejante tamaño. Debido a esos elementos de riesgo, siempre he insistido en trabajar con personas que comparten mi enfoque en la formación y preparación. Humildemente, quiero expresar mi agradecimiento al equipo de rescate y a los surfistas cuyo entrenamiento y preparación contribuyeron a salvar mi vida.»
Greg Long
Un comentario
Buffff!!! Pesadilla antes de navidad!