No obstante, ¿no os ha ocurrido eso de estar unos días sin poder entrar y luego, en vez de sentiros torpes, os habéis notado surfear incluso mejor de lo que esperábais?
Pues bien, sucede que en el surf (como en muchas otras cosas) existe una delgada línea entre la entrega y la obsesión, algo que puede acarrear obcecación y fatiga en muchos aspectos.
Actualmente estamos bombardeados en todo momento por fotones, maniobras increíbles, sesiones de ensueño acá y allá, campeonatos, rankings… Y, en definitiva, un cúmulo de información y estímulos ‘non stop’ que pueden acabar generando cierta presión para cualquier surfista que sueñe con mejorar y progresar hasta cumplir ciertos objetivos.
Una respuesta natural a esa ansia es entrar al agua para llegar a ejecutar una maniobra como la que hemos visto o poder competir a un mejor nivel. No obstante, si nos obcecamos en entrar un día sí y otro también, atendiendo únicamente al aspecto técnico y descuidando el disfrute o, simplemente, el ritmo natural de nuestro propio organismo, seguramente nuestro esfuerzo acabe dando lugar un resultado opuesto al deseado. Es decir, que arrastremos a la siguiente sesión cierto agotamiento que puede derivar en una sobrecarga o lesión. E incluso, en un plano diferente, cierta frustración que capaz de impedirnos analizar nuestros errores, nuestra evolución y nuestra actividad de manera más objetiva y analítica. De ahí que el descanso y la desconexión resulten, a menudo, tan importantes como el propio periodo deportivo.
Y es que, si nos forzamos mental y físicamente de manera sistemática, no sólo agotaremos nuestros músculos sino también nuestra mente (el músculo más poderoso de todos) transformando el surf, una pasión, en una imposición rutinaria que acabará solapándose con la esencia gris del resto de imposiciones que nos va dictando la propia vida.
Dicho esto… La gran cuestión: ¿cuál es el número ideal de sesiones o de horas semanales que se debe surfear?
Quienes sólo pueden surfear los ‘findes’, querrán un poco más: algún día suelto entre semana. Quienes sólo surfeen en verano, anhelarán poder entrar también algún ‘finde’ en primavera u otoño. Quienes surfeen a diario, incluso varias veces al día, tal vez piensen en su fuero interno “igual me estoy pasando. El próximo finde descanso de surf y salgo de farra”.
En fin… Que la respuesta parece compleja y no válida para todos, dado el amplio espectro de circunstancias. Sin embargo, en realidad es más sencilla de lo que parece.
El número ideal de sesiones son, única y exclusivamente, las que te pida el cuerpo ya que de nada sirve forzarse y tomarse el surf como una imposición mecánica porque eso anula su esencia.
Por eso, a menudo, cuando llevamos varios días sin entrar por causas ajenas a nosotros, parece que lo cogemos con más ganas e incluso no nos notamos tan torpes sobre la tabla y acabamos disfrutando del baño más que otros en los que gozábamos de una forma aparentemente superior (si ese parón no es muy largo ya que, efectivamente el surf es un deporte ingrato).
En fin, lo dicho, surfead cuando os dé la real gana. No cuando Instagram, la WSL o ese odioso grupo de Whatssap os lo meta hasta en la sopa. 😉
Surfed a few times when young, not very good crashed almost every time, had one good ride and still remember it 45 yrs latter.
Taken up one wheel gotten pretty good at grass waves mostly 3-4 footers