Estoy sentando en las escaleras de acceso a Supertubes, en Jeffrey’s Bay.
Esta es la sección de la ola en J-Bay en la que se realiza el campeonato CT y la mayoría de las competiciones. La ola empieza en Magnatubes y acaba en The Point.
Mientras observo a los surfistas entubando, sigo pensando en un tema recurrente para mí en los últimos años – casi todos los Surf Town en los que he estado están cortados por el mismo patrón.
Casi todos estos Surf Town tienen en común una realidad que difiere sobre la idílica imagen que crean a los turistas antes de llegar.
Lo primero es el orden jerárquico en estas comunidades conocidas como el Surf Town.
El Surf Town se rige por una cadena de mando muy especial. Ciertas personas reciben privilegios por el hecho de tener un nivel de surf mayor.
El surfista capaz de mover más agua en sus giros, de hacer mejores aéreos o de coger las mejores olas en la sesión del invierno recibe, de alguna manera, un respeto, una admiración y un trato especial fuera del agua. El mejor surfista es admirado dentro y fuera del agua.
En en otras zonas de surf más pequeñas y que no se consideran Surf Town, aquel que mejor surfea no recibe un trato especial fuera del agua. Al menos no se le trata distinto que al profesor de colegio que no se pierde un baño en verano, el trabajador de hospital que encaja los turnos para cuadrar con olas, el trabajador de Decathlon que usa neoprenos Olaian en lugar del Billabong de esta temporada.
El nivel de surf es totalmente irrelevante en la manera en la que se mueve el mundo en general. Pero no es así en el Surf Town.
Dentro del Surf Town, tu habilidad sobre la tabla es lo más importante y tus cualidades fuera del agua quedan en segundo plano.
La jerarquía social que se desarrolla dentro de Surf Town y se basa en el simple acto de surfear.
La opinión de los que se encuentran en la cabeza de esta sociedad generada en el Surf Town es más respetada y mejor escuchada. Su dominio encima de la tabla de surf se asume que se traslada a otros ámbitos de su vida.
Todos hemos sido fans del surfista pro de turno. Es esta admiración la que dentro de la sociedad del Surf Town fomenta la jerarquía basada en el buen nivel de surf.
Estas situaciones se repiten en todos los Surf Town, desde Somo o Zarauz, pasando por Hossegor y Peniche. Se traslada a otros continentes y lo encontrarás en San Clemente, Coolongatta, Byron Bay, Bali o Jeffrey´s Bay.
El Surfista pro te alecciona sobre tu elección de quillas basado en su nivel de surf.
Pero, ese mismo surfista recibe trato especial en el club del Surf Town donde le invitan a copas, la pizzeria o restaurante pagan una cena de vez en cuando si le menciona en Instagram. El mejor surfista de l Surf Town liga más solo por ser el mejor de la playa.
El trato especial tiene buen ejemplo con Dane Reynolds en 2017.
El bueno de Dane es de lo mejor que ha tenido el surf en los últimos 20 años, nadie lo duda. Pero el bueno de Dane es un melón y cuando vino a Portugal en febrero de 2017 perdió su pasaporte durante el tránsito de vuelos. Dane llegó a aduanas y en ausencia de pasaporte, lo llevaron al calabozo a pasar la noche. Como es normal cuando intentas entrar a un país de otro continente sin pasaporte.
El mundo del surfing se volcó con el pro de turno: cientos de post en Instagram, Tiago Pires tirando de contactos, artículos en las revistas y periódicos nacionales… Dane salió del calabozo en menos de 24 horas.
Pero ¿qué le hubiera pasado a cualquier otro que no fuera el pro de turno? Nadie pierde el pasaporte cuando vuela desde California a Portugal y sale tan de rositas, a no ser que tengas un trato especial por ser el pro del Surf Town.
Y, este trato especial que tuvo con Dane el mundo del surf, así como las autoridades de Portugal, lo tenemos todos los que nos movemos cerca del Surf Town.
Si no me crees, pregúntate esto:
Estás en tu playa local. Aparecen a la vez John Florecen, el mítico surfista hawaiano, y Daniel Gutiérrez, un surfista de nivel intermedio.
¿Por cual de las dos visitas te emocionas más? ¿A quién le cederías la ola de la serie?
Si John y Daniel parten el invento, ¿a quién le dejas tu invento que tienes de sobra en el coche?
Pues se lo dejarías al mismo al que invitarías a cenar, a una cerveza o por el que moverías contactos si le ponen una multa. Al pro de la playa. Al que surfea mejor.