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Putadillas de nuestro día a día surfero

Quien más, quien menos, todos hemos padecido ciertas miserias cotidianas fruto de nuestra rutina surfera. Y no es que supongan un drama o nadie se vaya a morir, pero…. ¡Cómo tocan los huevos! A veces, hasta nos chafan el día o nos agrian el carácter.
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Que se ponga a llover justo cuando sales del agua.

Todo el baño con el cielo gris, a punto de romper a llover y… Zas, se pone a diluviar justo cuando te estás cambiando.

Habrá quienes les importa un bledo, pero a la mayoría, que lo que queremos es estar secos cuanto antes, nos pone de una mala hostia.

A la peña que tiene furgo o caravana ni le va ni le viene. A los que tengan un portón de ranchera, ni tan mal. Al resto de los mortales que se conforma con un cochecito normal y pequeño…. Lo dicho: ¡mala hostia!

 

Poner el pie en el agua y que entre la serie del día.

Si lo anterior ya sonaba a venganza divina, esto de tumbarse en la tabla a remar y que comiencen a romperte 20 espumas en la cara ya es el pitorreo padre.

Cuántas veces, tras mirar el mar un buen rato, decides entrar y nada más mojar los pies ves una serie que no había entrado hasta ese momento. ¡El mar se ríe de nosotros a la cara!

Y si no te ocurre de la que entras, tranquilo, el mar tiene más ases guardados en la manga. Su otro comodín es tenerte flotando 20 minutos en el pico hasta que cojas una ola miserable y justo cuando te das la vuelta… Zassss, seriote en toda la cara. ¿Moraleja? Ola de medio metro a cambio de una remontada de 15 patos.

No sabemos si llegaréis a alcanzar el nivel de Felipe Toledo, pero a los que os suela pasar esto, de bíceps sí que vais a ir serviditos.

 

Ola 1 – Invento 0

Llegas con prisas, después de un duro día y lo que quieres es coger unas olas antes de que se ponga el sol. Aún queda media horita, así que te cambias aprisa, entras y… apenas un metrito y el invento en dos. Tabla en la orilla. Cara de bobo y baño a tomar por culo porque no tienes invento de repuesto.

Es la vida, aunque eso te pasa por no tener un invento en condiciones, como dios manda. ‘Mira que llevaba varios días pensando en comprarme uno, pero como iba tirando con el viejo…’ ¡Que no aprendemos!

 

Tabla nueva… A reparar.

Ahí la tienes, blanquita, impoluta, impecable. La sacas del coche, como si fuera un recién nacido. Hoy es el día, por fin la vas a estrenar. Te da hasta pena ponerle la parafa y justo cuando te dispones a cerrar el maletero… corriente de aire, mala colocación, tropezón fortuito, o simplemente el universo que conspira contra ti. Un toque en toda la punta o en el tail y lo que iba a ser la ceremonia de bautizo de tu nueva tabla, acaba convirtiéndose en una sucesión de improperios, la vena de tu sien hinchada y 20 pavos en reparación.

 

Despiste nivel Dios

Dejarse el neopreno en casa, tener la tabla recién limpiada y no tener parafa a mano ni nadie que pueda prestarte, olvidarte la llave de quillas o, directamente, las quillas, ‘perder’ las llaves del coche. Éstas no las hemos incluido en el día a día porque ya son el ‘next level’ de la putada y del despiste. Aun así, ¡no mires hacia otro lado! Seguro que tú, al igual que yo, hemos armado alguna de éstas.

Y si no es el caso, no te rías. Tiempo al tiempo. Jajaja.

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Somos gente sin criterio y con un nivel de surfing más que cuestionable, pero Maldini también habla de fútbol. Si tienes algún problema escupe aquí abajo.

2 comentarios

  1. Falta la mitica , pasas un rato mirando , viendo donde vas a entrar , vas a cambiarte , pillas la tabla vas corriendo hacia la orilla te atas el invento y cuando metes el pie en el agua …Zasss cambio de viento a Norton ….. jajajajajajajajaja

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