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Según el último informe emitido por la Organización Mundial de Meteorología, existen muy pocas posibilidades de que se den las condiciones para un episodio de El Niño durante el resto de 2012 y es probable que esas condiciones neutras se mantengan durante la primavera del hemisferio norte de 2013.

Recordemos que El Niño es un fenómeno climático que consiste en un cambio en los patrones de movimiento de las corrientes marinas en la zona intertropical provocando, en consecuencia, una superposición de aguas cálidas procedentes de la zona del hemisferio norte inmediatamente al norte del ecuador sobre las aguas de emersión muy frías que caracterizan la corriente de Humboldt; esta situación provoca estragos a escala zonal (en la zona intertropical) debido a las intensas lluvias, afectando principalmente a América del Sur, tanto en las costas atlánticas como en las del Pacífico. Si bien las anomaías atmosféricas asociadas con el Niño (o la Niña) suelen ser más pronunciadas en aquellas regiones más próximas al lugar en el que se genera, la influencia del Niño en Europa sigue siendo un rompecabezas.

Este año, las predicciones de los distintos modelos meteorológicos no se han cumplido y el otoño de 2012 no ha visto la consolidación de un episodio de El Niño, ni siquiera débil, como se preveía.

Entre julio y septiembre de 2012 subió la temperatura de la superficie del océano Pacífico tropical hasta alcanzar niveles característicos de un episodio débil de El Niño, pero los valores de la presión al nivel del mar y la configuración del viento y de las nubes eran cercanos a los normales, por lo que las condiciones generales permanecieron neutras.

Sin embargo, a partir de julio de 2012 la temperatura de la superficie del mar subió hasta alcanzar niveles característicos de un episodio débil de El Niño.

Al no reforzarse mutuamente el océano y la atmósfera (condición necesaria para que se den unos efectos más amplios a nivel mundial y para que un episodio persista durante varios meses), a principios de octubre las temperaturas de la superficie del Pacífico volvieron a unos valores neutros.

Hay que remarcar que la disipación de unas temperaturas de la superficie del mar similares a las características de un episodio de El Niño durante el otoño del hemisferio norte se considera algo sumamente extraño e históricamente no se ha registrado nada manifiestamente similar.

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