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Toda la atención la va a concentrar una borrasca que está sufriendo un proceso de ciclogénesis explosiva que le va a llevar a sufrir una profundización espectacular. Esto generará un descenso de la presión mínima en su centro que podría ser superior a los 60 hPa en 24 horas. La presión mínima prevista es de 926 hPa (la borrasca GONG que barrió la Península Ibérica el pasado fin de semana alcanzó una presión mínima de 972 hPa).

Tal valor de presión, en un huracán, correspondería a un intenso huracán de categoría 4 o débil categoría 5, en la escala de Saffir Simpson.

La animación superior muestra la formación y desplazamiento de la impresionante borrasca y la gigantesca extensión que ocupará la circulación ciclónica de vientos asociados.

Una profundización así podría ser llamada bombogénesis, que es utilizada como sinónimo de ciclogénesis explosiva, aunque por su «sonido» más contundente, parece más apropiado su uso con procesos tan intensos como el que nos ocupa.

Pero lo más importante, en cuanto a repercusión en nuestro país, será la gigantesca mar de fondo que esta monstruosa borrasca va a generar en todo el Atlántico Oriental. Mientras el gigantesco swell de la semana pasada está todavía deshaciéndose, el siguiente, provocado por esta gigantesca borrasca, llega prometiendo ser incluso mayor. Las predicciones anuncian olas de más de 10 metros y periodos de 20 segundos en Irlanda el domingo por la mañana. Las olas serán de 6-7 metros en la costa cantábrica y Portugal. Esto durará todo lo que queda de semana que los modelos son capaces de pronosticar. El viento mejorará en la segunda mitad de la semana en la mayoría de los lugares.

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