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Una de las cosas que más le ponen es heredar su ropa, sus zapas e incluso sus neoprenos

Es fácil detectarle; basta con detectar al mismísimo pro. Una vez le has localizado entre la muchedumbre, observarás un sujeto que se mueve en segundo plano, que no se separa, que ríe chistes con y sin gracia, que porta siempre una botella de agua medio vacía, y que no se aleja de su amigo pro porque con él se iría el único resquicio de estatus respetable con el que se aferra al mundo.

Pero no temas, no muerde. Por más que enseñe los dientes es una criatura indefensa y mansa. Es consciente de que se desenvuelve a duras penas en un mundo que no le corresponde, de ahí que carezca de valores, sea frívolo y sólo se muerda a sí mismo por dentro. A ti no te atacará (por lo menos en persona. Los cotilleos infundados ya son otra historia…)

‘El amiguito del pro’ jamás olvida su cámara antes de salir. ¿Cómo si no iba a hacer gala de semejante amistad o dejar testimonio en las redes sociales? ¡La vida en el ‘backstage’ es una prueba irrefutable

Semejante despliegue de abrazos forzados son usados por «El amiguito del pro» para ligar, para establecer relaciones comerciales, para ligar, como carta de presentación, para ligar, para pedir trabajo o para cualquier otro asunto lucrativo que requiera mucho morro y poco esfuerzo… a puntito está de incluir el nombre del pro en su tarjeta de visita. ¡Sí, sí. Tú ríete!

Una de las cosas que más le ponen es heredar su ropa, sus zapas e incluso sus neoprenos (si son de una marca que no comercializa neoprenos mejor aún). Pero qué se le va a hacer, nuestra criatura de hoy antepone el ecologismo a su propio orgullo y, en un acto de tremenda humanidad y velando ante todo todo por la salud del planeta, hace lo que sea con tal de reciclar.

Es curioso pero no acostumbramos a ver a «El amiguito del pro» sacándole fotos o grabando mientras surfea. «Nah, qué va, para eso él ya tiene su filmaker. Además las cámaras le persiguen. No necesita que yo vaya cargando con un objetivo y me quede fuera… La amistad está por encima de estas mierdas».

Dicho esto, y ahora que el capítulo 3 toca a su fin, no os vayáis con mal sabor de boca o un desprecio latente hacia esta criatura. ¡No es mala! ¡No mata por placer! Simplemente es otro ejemplo más de la biodiversidad que nos regala la madre naturaleza, en la que ha de haber de todo, desde animales que vuelan, hasta criaturas que se arrastran.

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